Un obrero pincha el globo
y el carro no se mueve
en la línea, y él respira, descansa.
Caen por las goteras del mercado
las acciones de la Ford y la Toyota.
Una joven pincha el globo
y sale de su casa sin permiso del padre,
del novio, del marido o del gobierno.
Se mira en el abrazo de otro joven u otra como ella
y el aire de este mundo se refresca.
La tierra vuelve a ventilarnos con su brisa.
Un migrante pincha el globo
y cruza la frontera,
burla a la migra.
Se abraza a las redes del mutuo apoyo
y ahí refunda la comunidad
de muchas lenguas, tantas fiestas
en la boca del lobo.
Una mujer y un hombre pinchan el globo
y al amarse, el miedo se les encoge tanto
que pueden guardarlo
en el bolsillo de sus alertas.
Luego de que hayan leído poesía
en sus pieles temblorosas,
el obrero, la joven, el migrante
y la mujer y el hombre
que pincharon el globo a su querer y entender,
pondrán al miedo sometido
en una caja de herramientas
y en lugar visible.
Cuando sea necesario
irán a ver que el miedo siga pequeñito
para atrevernos a pinchar el globo
del me jodo, del valgo lo que virgo, del me atoro,
de la culpa, de la envidia, de los celos, del miedo
y de la posesiva obsesión
del esto es mío y lo consumo
y nos inflemos de ilusiones.
Como si lo dijera nuestra abuela sabia:
Si nos asusta el pinchar el globo
vendrán la Ford o la Dupont, el mercado, los patriarcas,
el gobierno, la migra y el miedo que engarrota
ante las prohibiciones del sistema
y nos desinflarán como un globo.
Ricardo Landa, 8 de agosto de 2014.
Imágenes: 1,2 y 7 del arte callejero de Banksy; 3: Digitalización de Sirena global; 4: Migración, viñeta en jornada semanal; 5 Nicoletta Thomas: amantes 121; 6, cartel de Kumai resiste; y 8 pinta pensamiento de Mafalda.
Blog: htps://elrojodelalengua.wordpress.com