La sequía que sufre el norte de México se debe principalmente a La Niña, el fenómeno climatológico provocado por la disminución de temperatura de la superficie del mar en el Pacífico ecuatorial, pero que, a nivel global, modifica los vientos y las precipitaciones. La Niña, según National Geographic, se presenta cuando las temperaturas del océano a lo largo de la mitad oriental del Pacífico se enfrían y esa parte del planeta se seca.
El fenómeno se presenta entre nueve meses y dos años, y en 2022 se instaló a partir de mayo. El fenómeno de La Niña podría alterar el patrón de aparición de huracanes y atenuarlos en México. Algunos investigadores advierten que el cambio climático podría hacer que las condiciones similares a La Niña sean más probables en el futuro. Se estima que La Niña se extienda al menos hasta final de año.
Más eventos de La Niña aumentarían la posibilidad de inundaciones en el sureste de Asia, elevarían el riesgo de sequías e incendios forestales en el suroeste de los Estados Unidos, y grandes sequias en el norte de México; además crearían un patrón diferente de huracanes. Por el contrario, en el fenómeno de El Niño, las lluvias de invierno se intensifican y las de verano se debilitan. En la zona centro y norte del país se incrementan los frentes fríos en invierno, en tanto que en verano aparece la sequía y disminuyen el número de huracanes en el Atlántico, Mar Caribe y Golfo de México.
Si bien es cierto que las afectaciones provocadas por La Niña llegan a resultar graves, la naturaleza recompensa a la humanidad con las abundantes lluvias de El Niño; para eso, los países como el nuestro debe aprovechar mayormente sus beneficios almacenando el agua en presas y represas. El auge en la construcción de presas en México abarcó cincuenta años, de 1950 a 1990, período en que la economía mexicana presentó un importante crecimiento (seis a siete por ciento anual) sobre todo en las décadas de 1950 y 1960. Durante este periodo, se crearon varias Comisiones de ríos como una de las estrategias para emprender programas de desarrollo regional. México cuenta con 181 presas.
Hay otras importantes causas de la sequía sumadas a las provocadas por La Niña: La deforestación es un factor a tener en cuenta para entender las recurrentes sequías; los incendios forestales; la explotación industrial abusiva y asentadas en cuencas; baja tecnificación de los sistemas de riego en agricultura; los niveles de contaminación del agua; la falta de infraestructura hídrica; y el amoníaco en la agricultura aumenta el riesgo de la desertización.
La agricultura mexicana depende de un 75 por ciento de las lluvias, lo que se prevé una afectación severa en las cosechas de este año; por tanto, un posible incremento en los precios de los alimentos.
Los gobiernos no pueden aumentar la extracción de agua sin antes comenzar un proceso de restauración ecológica en las cuencas hidrológicas, un tema que se desatendió hace cincuenta años y que hoy sus consecuencias nos rebasan.