Una pieza del siglo XVIII firmada por el pintor novohispano Miguel Cabrera que “se distingue por su sobriedad” y por sus propias particularidades plásticas, será el centro de la charla que este jueves 9 de abril, aprovechando la posibilidad de comunicación que brindan plataformas en internet, será impartida por la historiadora del arte Paula Mues Orts.
Denominada Miguel Cabrera y san Juan Nepomuceno: imagen de la paciencia, y en el marco del programa El Amparo en tu casa que el Museo Amparo armó para que el reclutamiento voluntario causado por el Covid–19 sea un momento de conocimiento y provecho cultural, la charla tendrá una transmisión en línea a las 18 horas por Zoom.us, con el ID de reunión 453 296 999.
En ella, la profesora de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía del INAH hablará sobre cómo Miguel Cabrera pintó a San Juan Nepomuceno logrando una enorme sintonía entre las formas de representación y los mensajes que quería transmitir con ella.
Como escribe la propia Paula Mues en el texto explicativo de la obra –y a manera de adelanto de la conferencia en línea–, en la Colección de Arte Virreinal del museo “existen varias pinturas y algunas esculturas que representan a san Juan Nepomuceno, lo que refleja la popularidad de dicho santo en el siglo XVIII”.
Detalla que “la pintura de Miguel Cabrera que lo muestra orando, ante un crucifijo, es sin duda una pieza sutil, contenida, y al mismo tiempo efectiva, pues exhibe un momento de reflexión íntimo, en sintonía con el giro que dio la pintura hacia mediados del siglo XVIII, acorde por completo también con el mensaje principal del santo como patrón de la buena fama y en contra de las maledicencias y calumnias”.
La autora del libro Lo singular y lo complejo del arte señala además que “Cabrera lo pintó en un espacio neutro, enmarcado por una especie de ventana oval”. En dicha obra, apunta, “Nepomuceno mira fijamente un cráneo, en tanto que un crucifijo que lleva en la mano más bien está a la vista del espectador, como si se invitara a mirarlo, lo mismo que un libro con las páginas abiertas” en la que aparece la frase, en latín, Estuve en paz y callado, y fui paciente.
Por tanto, Mues Orts apunta que “esa paciencia y recatamiento se reflejan en la pintura en la selección armoniosa y sin contrastes de todos los elementos de la obra, así como la de los colores usados”. Nota que “en lugar de una aureola, Cabrera pintó un stellarium, es decir, una corona de estrellas que indican su santidad”.
El san Juan Nepomuceno de Miguel Cabrera, asegura la historiadora del arte, se destaca por su sobriedad “incluso dentro de la creación del mismo artífice, que pintó infinidad de veces al santo, varias de ellas incluso casi en la misma posición”.
Refiere que para notar este aspecto se puede comparar la pieza del Museo Amparo con la resguardada en el Museo de arte religioso exconvento de Santa Mónica, “en donde un par de querubines y un ángel lo acompañan, siendo que el ser alado concentra mayor expresividad al hacer la seña de silencio mirando directamente al espectador”.
Paula Mues expone además que la obra del Museo Amparo fue observada con luz ultravioleta para analizar la firma, “encontrándose que en una restauración anterior la signatura fue un poco remarcada, probablemente porque se estaba perdiendo. Sin embargo, el análisis indicó que es original, lo que coincide con la gran calidad de la pieza”.