Una
Claro que me haces falta…
No sé en qué pensaba cuando juré que no te lo diría
Dos
Las alcobas me oxidan
Los susurros me vuelven loco
Y LA ESPERANZA ME CIEGA
Tres
Iba a escribirte
Ven
Y se me derramó la tinta…
Apresúrate
Cuatro
Sin lugar para poner tus libros
Sin un espacio para guardar tu ropa
Nada queda, pues tú lo llenas todo
Cinco
Así como la miras, tan graciosa,
Es la hoja de papel que cae eternamente
Y se lleva mi última poesía
Seis
La planta que está en la sala
Ya topa con el techo
Pero sus enormes hojas amarillean
Las pudre este tiempo de silencios
Siete
Cuando regresé, ya no estabas
Pensé que la planta quería agua
Y le di, pasó del amarillo al ocre
Ocho
Le puse entonces la música que escuchabas
Mas la planta empezó a tirar hojas
Y su verdura se ha concentrado en un tallo
Que dobla las rodillas, un día sí y otro también
Nueve
Casi siete meses han pasado
La planta tenía llagas en las hojas
Tomé las tijeras y las corté
Para dejar sólo sus tramos verdes y lisos
No es la misma, extraño a aquella
Diez
Hoy de madrugada me despertó
Un goteo pertinaz que llegaba desde la sala
Por eso es que te escribo y sollozo en cada pausa:
Tu abandonada planta me inundó de llanto
Once
Dicen los amigos y hasta quienes lo fueron:
Necesitas atenderte
Haz tenido tantas pérdidas y necesitas que te escuchen
Y tú, verdor plantado en mi memoria, ¿qué dices?
Doce
¿Y qué se hizo de la flama bífida?
¿Y en qué recodo me guardé tu sombra?
¿Y qué de esa planta que crecía?
Ricardo Landa, 6 de septiembre de 2007. Imágenes: Ballet de Pina Bausch; Ilustración, Juan Puga; y Naturalmente humano: Internet.
Blog: htps://elrojodelalengua.wordpress.com