Resulta sorprendente y contundente. Un niño menor de 15 años muere cada cinco segundos en el mundo. Los infantes que viven en los países con mayores tasas de mortalidad tienen hasta 60 veces más probabilidades de morir en los primeros cinco años de vida que los de los países donde la mortalidad es menor, según un informe Organización Mundial de la salud (OMS). Es desgarrador que 6,3 millones de niños menores de 15 años murieron en 2017 por causas en su mayoría prevenibles, según las nuevas estimaciones de mortalidad.
A partir de 1990, hay logros efectivamente notables en este sentido; sin embargo, si no se llevan a cabo medidas de carácter urgente, 56 millones de niños menores de 5 años, van a morir desde ahora hasta 2030. Pero lo más sorprendente es que con medidas aparentemente tan simples como brindar agua potable, mejorar el abasto de medicamentos no necesariamente caros, electricidad y vacunas, podría revertirse esta situación en una forma notable.
Estos datos no corresponden precisamente a nuestra región, predominando en la África subsahariana y en Asia meridional; pero en México encontramos datos verdaderamente ofensivos. De acuerdo con informes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la esperanza de vida es de 75 años, solamente por delante de Letonia (74.6) y Lituania (74.5).
Fundada en 1961, la Organización para la OCDE agrupa a 36 países miembros y su misión es promover políticas que mejoren el bienestar económico y social de las personas alrededor del mundo y si bien hablamos de un reducido número de países considerando el porcentaje global, llaman la atención sus informes. México, ocupa el último puesto en mortalidad infantil, ya que los 12,5 fallecimientos en el primer año de vida por cada mil nacimientos, triplican con creces la media de 3.9 que supera al de todos los países miembros.
No se puede hablar de prosperidad cuando los indicadores de salud en la infancia son tan malos. Enfermedades respiratorias como neumonía; diarrea; septicemia (infección generalizada) y accidentes, son prevenibles en la medida en la que se mejoren los accesos a servicios básicos como agua potable y luz, mejor educación, vacunación universal y buena alimentación. Las metas con buenos resultados, no parecerían tan lejanas si las políticas públicas se orientasen a estrategias que consideraran estos factores un verdadero derecho, más que una simple especie de prestación. De hecho, mejorar estas condicionantes representaría una verdadera inversión que puede reforzar el capital humano y así, imprimir un impulso en el progreso social.
En este momento, como estamos todos enterados, enfrentamos un fenómeno migratorio de individuos que buscan instalarse en territorio estadounidense pasando por nuestro país. Se han desatado una serie de discusiones que descalifican a estas personas y por otro lado, tenemos opiniones que resaltan la urgente necesidad de brindar apoyo humanitario, sin considerar que desde los albores de la humanidad, existieron, van a presentarse y continuarán traslados de amplios grupos de individuos que provocan fenómenos impredecibles desde todos los puntos de vista. En nuestro país, por un lado se va a incrementar la disparidad social y por otro, definitivamente va a tener un impacto negativo en nuestros indicadores de salud.
Festejamos nuestras tradiciones recordando a nuestros muertos queridos, en un proceso de transformación, que gradualmente ha cambiado a lo largo de los siglos. Desde nuestros ancestros respetando a la muerte mediante rituales sagrados no necesariamente festivos pero tampoco dolientes; la adaptación española para hacerla coincidir con la celebración católica del día de los fieles difuntos y todos los santos, hasta el momento actual con una mezcla de elementos variados que incluyen una copia del All Hallows’ Eve (víspera de todos los santos) o halloween y una estrambótica combinación que da como resultado una fiesta y a la vez un duelo, no nos detenemos a pensar en los futuros muertos que no deben de tardar en manifestarse, en formas verdaderamente brutales que desgraciadamente afectarán principalmente a los niños.