Martes, marzo 19, 2024

Cultura (electoral) y cambio social

Pasaron las elecciones y afortunadamente ya no escuchamos más spots de propaganda inspirados en las canciones del momento aunque seguramente hay montones de basura pagada con nuestros impuestos. Aunque no creo en el sistema electoral, que es una pequeña parte del corrupto sistema político, fui a votar; más por desconfianza de que usaran mis datos que por creer en la democracia, que me parece inexistente en el país. Voté por quien creí que podía hacer menos daño, y aunque llevaba varias elecciones con anulación de boleta, en esta ocasión me convencieron los argumentos de diferentes analistas sobre el voto nulo en contraposición con los votos duros de los partidos políticos más grandes. En redes sociales vi que algunos contactos no fueron a votar o anularon con alguna leyenda de protesta, lo cual me pareció totalmente válido. También vi a los que habían anulado sus votos con dibujos o leyendas ofensivas, o que anotaban como candidato no registrado algún personaje cine o televisión como una muestra de sarcasmo y descontento. Para ser honestos, estos últimos me parecieron inservibles.


Las muestras de indignación pudieron manifestarse de muchas maneras y es algo completamente comprensible con el entorno de violencia, corrupción e injusticia en el país, pero si la forma de protesta se limita a poner algún nombre humorístico en la boleta, me parece que hace falta formación ciudadana que nos lleve a generar actividades y comportamientos dignos de personas preocupadas e involucradas con su entorno. Tristemente me parece un reflejo de la cultura de indiferencia que caracteriza a una parte de la población. Quizás suene exagerado, pero creo que son esos pequeños actos los que pueden cambiar un grupo, comunidad y un país. A diario veo conductores, ciclistas y peatones que no respetan a los demás, oficiales de tránsito y policías que manejan irresponsablemente, personas que tiran la basura en la calle y gente a la que no le importa la persona que está a un lado. Eso es cultura. Es un reflejo del país, y a la vez opera para formar estructuras que se han cristalizado y de las que nos quejamos a diario. Si la mayoría de nosotros es así, tenemos el gobierno que nos merecemos. Cuando aprendamos que no estamos solos y formamos parte de una colectividad, quizás pueda mejorar la situación. Lo relevante de la jornada electoral y algo que celebro en particular fue el triunfo de Kumamoto, candidato ciudadano y gestor cultural que supo aprovechar sus condiciones y que activó la esperanza de un buen grupo no sólo en Jalisco, sino en todo el país. Ojalá desempeñe un buen papel y se replique el modelo.

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