En las últimas semanas se ha observado una caída mundial en la actividad industrial, lo que ha provocado una reducción drástica de la demanda de petróleo. En este contexto se presentó el desacuerdo entre miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), con el protagonismo de Arabia Saudita y su confrontación con la Federación Rusa. La guerra de precios, desatada a partir de la negativa a reducir la producción de petróleo, ha dejado en el camino los precios más bajos que se han tenido por barril de petróleo en los últimos 30 años.
Esta situación se ha transformado en una fuente de críticas al plan de rehabilitación de la matriz energética de México. La oposición ha argumentado que las energías fósiles dejarán de ser rentables en el futuro cercano y por lo tanto un proyecto como el de Dos Bocas resulta inviable. En este mismo sentido, sugieren la suspensión del proyecto, así como la reducción de la producción de petróleo para lo que resta del año con la finalidad de restablecer los precios internacionales.
Contrario a las exigencias de la oposición, la Secretaría de Energía ha optado por mantener la producción en niveles que no arriesguen la operatividad de las plantas productivas (100 mil barriles diarios). Al mismo tiempo se ha decidido cubrir las pérdidas por la caída de precios en el mercado ejerciendo los derechos de colocación que, año con año, PEMEX compra como medida de control de riesgos de mercado. El funcionamiento de estos instrumentos financieros, otorga a PEMEX el derecho, pero no la obligación, de vender con el contratante una cantidad de producción contratada a un precio fijado previamente, de manera que en contextos como el actual, resulta rentable para PEMEX ejercer su derecho de venta debido a que el precio de mercado es menor que el contratado, obteniendo un beneficio por sobreprecio.
Por otra parte, se debe tomar en cuenta que los instrumentos que registraron una baja en el precio tenían como fecha de vencimiento el 21 de abril y la fecha de entrega del petróleo contratado es para el mes de mayo, justo cuando se espera que la economía esté parada a causa de la pandemia. Así las cosas, los contratos para el mes de junio ya se cotizan hasta en veintidós dólares y se espera que los contratos se enfrenten a mejores precios conforme la economía se reactive.
En perspectiva, resulta difícil, casi imposible que el petróleo deje de ser rentable por lo menos en los próximos 50 años, a pesar de la irrupción de las energías renovables. Mientras el capitalismo siga vigente, no importa que sus promotores se disfracen de ecologistas una o dos semanas mientras el precio les favorece o logran colocar sus mercancías en un mercado rentable. Sabemos de qué pie cojean. Así que no pretendan asustarnos con el petate del muerto.