La tasa actual de mortalidad en México es de 521 por cada 100 mil habitantes; de los 613 mil 527 decesos estimados para el año en curso, 98 mil 530 son por diabetes mellitus, esto es: uno de cada seis muertos es por diabetes. Cuando se inició el Tratado Comercial con Estados Unidos, había 32 muertes de diabetes por cada 100 mil ciudadanos, hoy son 70: en 19 años de apertura y libre comercio se han diagnosticado 6.8 millones de casos nuevos de diabéticos en nuestro país y 9.2 millones de casos nuevos de hipertensión arterial (Secretaría de Salud, Enrique Peña Nieto, Primer Informe de Gobierno, Anexo Estadístico, página 101). La prevalencia de la diabetes (personas diagnosticadas por cada 100 habitantes) es de 9.7 para 2012, según el IMSS (Memoria Estadística 2012) o de 15.6 si la referencia es la Federación Internacional de Diabetes (Atlas de Diabetes); si consideramos el conservador registro del IMSS y le agregamos las personas que aún no se las diagnostican, hay casi 11 millones de diabéticos en México: somos el sexto lugar en el mundo en diabetes mellitus.
La reestructuración productiva concomitante a la apertura comercial masificó la producción de alimentos chatarra, raquíticos en fibras, y vitaminas, generosos en grasas transaturadas, edulcorantes y sodio. Una laxa regulación alimentaria y la complicidad del gobierno federal han permitido la producción a granel de estos alimentos mortales para la salud, así como su distribución en centros escolares. Hoy nos rasgamos las vestiduras por que la población con diabetes ha aumentado a una tasa media anual del 6.4 por ciento en los dos últimos decenios, y dedicamos uno de cada siete pesos del gasto público en salud a combatir la obesidad, una de las principales causas de la diabetes y de las enfermedades cardiovasculares.
La obesidad es de las patologías que los médicos suelen llamar comórbidas, desencadenante de otras patologías: hipertensión, diabetes mellitus tipo 2, enfermedades cardiovasculares, cáncer de mama y cáncer colorrectal. La última Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut 2012) registra que de cada 100 adultos, 32 tienen sobrepeso y 39 son obesos; solamente la mitad de los obesos es tratada en los centros de salud. La obesidad es más alta entre la población de niveles socioeconómicos altos, en localidades urbanas y en las mujeres. La norma usada para clasificar obesidad la genera la Organización Mundial de la Salud y es un Indice de Masa Corporal (=peso en kg/estatura en metros al cuadrado): si el cociente es menor a 25, hay infrapeso: si es igual o mayor a 25 pero menor a 30, es normal, sí es igual o superior a 30, hay obesidad. En 2002, de cada cien adultos, 71 tenían sobrepeso u obesidad cuando en 2000 eran 62 (Ensanut 2000); el mayor incremento se observó en los obesos, que pasaron de 23.5 por cada 100 adultos a 32.4.
Fuentes propias de información (encuesta telefónica aplicada a 384 ciudadanos radicados en el municipio de Puebla durante los días 18 y 19 de octubre de 2013) nos indican que uno de cada dos ciudadanos del municipio de Puebla tiene problemas de sobrepeso u obesidad. De cada 100 ciudadanos, 2 tienen infrapeso, 49 dieron un peso adecuado, 38 tienen sobrepeso y 11 son obesos. La mayor parte de los ciudadanos con infrapeso son mujeres, así como la mayoría de los obesos son también mujeres. Hay una relación directa entre edad y sobrepeso y obesidad e inversa con los niveles de escolaridad. Con esos antecedentes no es de extrañar que por cada 100 ciudadanos del municipio de Puebla que disponen de teléfono en sus hogares, hay 14 que tienen la presión arterial alta, 10 que tienen triglicéridos altos en sangre y 10 que son diabéticos. Del total de ciudadanos a los que le han dignosticado diabetes, la mitad son también hipertensos. Es prioritario regular la producción y distribución de alimentos chatarra, además de gravarla y promover una estrategia para una alimentación sana y mayor ejercicio físico.