La región Amazónica comprende ocho países, pero la mayoría de bosques y selvas que hoy son arrasadas por los incendios están en Brasil. La biodiversidad de la región amazónica es única y una de las más ricas del mundo. La flora de la región concentra más de 60 por ciento de todas las formas de vida del planeta, 10 por ciento de las especies de mamíferos, 15 por ciento de las aves; más de 300 especies de reptiles, culebras y lagartos; 30 por ciento de los peces de agua dulce, sumado a más de 40 mil especies únicas en el planeta. Esta biodiversidad constituye una reserva estratégica para la supervivencia humana; asimismo, 34 millones de habitantes de 400 pueblos en la Amazonia, dependen de la selva para subsistir. En este momento, 6.7 millones de kilómetros cuadrados de bosque y 10 por ciento de la biodiversidad del planeta están el peligro.
Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, representa a la ultraderecha más radical y recalcitrante de Latinoamérica; fiel creyente del neoliberalismo, que aplasta, destruye, acapara y modifica todo en beneficio del capital financiero, es indiferente a la destrucción ambiental y humana de la Amazonia; Bolsonaro, asegura amar el Amazonas, pero sus políticas de estrangulación están diseñadas para causar estragos a la región, afirman ONG’s; Bolsonaro, atribuye los incendios a una intensa sequía, sin embargo, organizaciones sociales y ecologistas consideran que los incendios son provocados deliberadamente por grandes consorcios de agronegocios para expandir la agricultura y ganadería de exportación.
Brasil es el tercer país en el mundo con mayor producción de maíz y el segundo en producción de soya, que son, precisamente, los granos que juntos suman 80 por ciento de la superficie mundial de productos transgénicos.
Los incendios es trabajo de los humanos, y ya sea de forma deliberada o por accidente, la Amazonia ha sufrido más de 72 mil 800 incendios de enero a agosto; esto es, 83 por ciento más que el mismo periodo de 2018. Diversos investigadores confirman que una de las principales causas es la deforestación para expandir los agronegocios; de hecho, una exministra de Medio Ambiente de Brasil, afirma que siempre ha habido incendios en la Amazonia, pero nunca incentivados por el discurso de un gobierno, refiriéndose a Bolsonaro.
El bosque Amazónico produce alrededor de 20 por ciento del oxígeno del mundo, su pérdida limitaría la formación de nubes y ausencia de lluvia, se acelerará el ciclo del agua a través de la evaporación; es también, la Amazonia, la cuenca fluvial más grande del mundo, principal regulador climático del planeta y funciona como un filtro de agua. Su deforestación alteraría el ciclo de nutrientes, siendo arrastrados al mar, producirán el afloramiento de algas como sucede en el Caribe mexicano.
Las consecuencias demoledoras, como el aumento en la temperatura global, sequias e inundaciones, efectos devastadores por el calentamiento global, daños ambientales y sociales, enfermedades, pérdida de biodiversidad y desplazamiento de poblaciones, representan el umbral de una catástrofe o el colapso de una sociedad indiferente y deshumanizada.