Isaías Galicia Alonso
El pasado 30 de septiembre el aún gobernador de Tlaxcala, Mariano Gonzales Zarur, culminó “exitosamente” una gira que duró alrededor de 12 días por el Continente Europeo, la cual básicamente consistió en ofertar el territorio estatal para la atracción de nuevas inversiones privadas y la implementación de nueva industria qué (según el mandatario) beneficie a las comunidades, favoreciendo la creación de empleos. Al mismo tiempo, en los países donde tuvo presencia refrendó la disposición de su administración para continuar con el impulso a las políticas públicas que se traduzcan en mayores inversiones. Y no era de imaginarse otra cosa, pues a pesar de estar a unos meses de culminar su mandato, la “continuidad” está asegurada, ya que al parecer se avizora que el próximo gobernador Marco Antonio Mena, al ser del partido en turno (PRI) seguirá generando las condiciones de inversión privada, despojando del territorio a las comunidades.
Mucha de esta inversión extranjera está siendo atraída a nuestro estado con mayor realce en ciertos municipios que, por su cercanía con la comunidad de San José Chiapa, Puebla, donde se ha instalado la armadora de autos Audi, podrían ser detonadores de empleo y mayor bienestar social para las comunidades, pero, ¿de verdad es cierto este viejo discurso de que la industrialización trae bienestar? Para responder a ello, un ejemplo muy claro son los datos duros que traer consigo la instalación de Audi a nuestros vecinos poblanos, pues según datos del portal cibernético Sin Embargo, cada empleo le costó al estado más de 4.2 millones de pesos al erario, ya que desde marzo de 2013 a la fecha, la administración poblana destinó 17 mil 656 millones de pesos para las obras complementarias, despojando al mismo tiempo de su territorio a campesinos de la región, pues se regaló a la empresa terrenos ejidales que equivalen a 460 hectáreas. Todo ello sin contar las graves violaciones a sus derechos laborales de quienes ahí comenzarán a laborar, pues según datos del Observatorio Ciudadano Laboral Poblano, la empresa Audi Automotive violentó el contrato colectivo de trabajo y la Ley Federal del Trabajo en México, al imponer el banco de horas a más de 2 mil 600 empleados de la armadora, así́ como el aumento anual de 10 pesos al salario que no podrá́ ser negociable hasta 2019.
Del lado tlaxcalteca la historia de las repercusiones por el viejo discurso de la industrialización como modo para generar mejores condiciones de vida no vista de ser mejor, pues sólo hay que darse una vuelta por el río Atoyac, el cual es uno de los más contaminados del país, para ver lo que los desechos vertidos por la industria han causado a las comunidades que a su alrededor se encuentran. De ello dan cuenta algunos estudios realizados en la zona del cauce, algunos ejemplos son los hechos por investigadores e investigadoras del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM, Instituto de Ingeniería UNAM y Laboratorio de Análisis y Tratamiento de Agua Residual de la UAM–Azcapotzalco, los cuales han permitido documentar que en el cuerpo del río Atoyac se encuentran sustancias que no están dentro de la normatividad ambiental y son muy tóxicas, como los compuestos orgánicos volátiles y las que están normadas se encuentran por encima de los límites máximos permisibles hasta en un 500 por ciento. Entre otros estudios se tiene documentado uno sobre daños genotóxicos, que llegó a demostrar que vivir cerca del río Atoyac y sus afluentes, donde ocurren las descargas industriales, provoca daño en los genes en promedio cinco veces más que una persona que vive en la Ciudad de México.
La idea de que la industrialización de nuestras comunidades y el entregar nuestros territorios a manos de extranjeros es la solución para generar mejores condiciones de vida es un grave error de los Estados modernos/neoliberales, pues el resultado real de ello, como muchas comunidades han logrado constatar, son las graves violaciones a sus derechos humanos, como comunidades y colectivos: a un medio ambiente sano, al trabajo, a la salud, etcétera., son tan solo algunos de las graves pisoteos a la dignidad humana que a diario se cometen en nombre del “progreso” y el “bienestar social y laboral”.