“Si nadie te garantiza el mañana… el hoy se vuelve inmenso”.
Carlos Monsiváis
Hace algunas semanas el presidente de Francia, François Holande, siguiendo los designios del capital financiero y de la oligarquía de su país, impuso una nueva Ley del Trabajo, la cual atenta contra todas las conquistas laborales obtenidas por los trabajadores galos. La dichosa ley, propone, entre otras cosas: la eliminación de los contratos colectivos laborales; aumentó de la jornada de trabajo, sin la respectiva paga; reducir indemnizaciones; a la vez de una significativa disminución en las liquidaciones. La reacción no se hizo esperar, se unieron los principales sindicatos del país y en forma conjunta se fueron a la huelga exigiendo la derogación de la nefasta ley y en apoyo de esa demanda, se movilizó 75 por ciento de los trabajadores franceses.
Cómo señaló el filósofo francés de la Universidad de Paris VIII, Jacques Ranciére, sobre está desafortunada imposición del gobierno galo: “Los gobernantes no sólo quieren que el trabajo sea más barato. Quieren que deje de ser lo que fue por casi dos siglos: espacio de lucha y poder común. Desean que el trabajador sea mero “capital humano”.
Triste situación del país que mostró al mundo occidental los valores de una Revolución cuyos lemas de Libertad, Igualdad y Fraternidad siguen siendo guía y anhelo de las masas trabajadoras.
La situación actual de los trabajadores franceses, no es desconocida del todo por sus similares mexicanos, quienes desde la implantación del modelo neoliberal han sufrido en carne propia las “bondades del mundo moderno”. Está problemática fue planteada con precisión por el Informe del Desarrollo en México del Programa Universitario de Estudio del Desarrollo de la UNAM, bajo la dirección de Rolando Cordera. El citado documento contenido en nueve áreas de investigación, contiene una titulada Riesgo Social, en la misma se destacan los peligros a los cuales se está acercando el mundo del trabajo y los salario: “82 de cada 100 personas ocupadas en el país –dice el informe– reciben un salario mensual de 2 mil 192 pesos”. Esto, sin duda, contrasta con la posición manejada por el Coneval, para esta organización el salario mínimo otorgado por diversos empleadores apenas si alcanza a cubrir algunas de sus penurias: “Para cubrir sus necesidades más urgentes los trabajadores del país destinan de su salario mil 355 pesos”. ¿Con cuánto dinero se quedan los trabajadores que perciben este salario, y hacer frente a otros gastos cómo pueden ser transporte, ropa, calzado y otros?
Ahora que estamos padeciendo el desenfrenado mundo de banalidades y promesas –nunca cumplidas– por parte de los cínicos políticos del país; es momento de reflexionar en la actuación de la mayoría de ellos. Beneficios para las transnacionales y los barones del dinero… pobreza, miseria, angustia, para la mayoría de los trabajadores y familias de este país.