“El rumor se presenta en momentos de crisis y en sociedades desinformadas o mal informadas. Transmite información sin fundamento y pretende deformar los hechos o crear un cierto estado de ánimo en la opinión pública”. El anterior es un comentario realizado a un Manual de propaganda elaborado por la Secretaría de Gobernación en los 70, publicado por el periodista Jacinto Rodríguez Munguía en el libro La otra guerra secreta.
Dicho documento señala que “la transmisión de los hechos de boca en boca –el fenómeno del rumoreo– es el mejor medio de difusión pública, porque es de todos los instrumentos de propaganda el que mejor activa la imaginación individual y tiende a desorbitarla. Además, la idea se siembra y nadie atina a precisar de dónde salió”.
La semana pasada bastaron cerca de 500 cuentas en twitter, según el sitio Lo Que Sigue, para desatar una psicosis colectiva basada en rumores y desinformación. En varias partes de nuestro país, entre ellas Puebla, se orquestó una campaña de pánico generada a partir de mensajes difundidos a través de las redes sociales twitter y facebook, así como mediante textos, imágenes y audios vía whatsapp.
Los mensajes, emitidos en el contexto de las protestas en contra del alza a las gasolinas y el llamado a manifestarse de manera pacífica, advertían de posibles golpes de Estado; de actos de violencia en algunas partes de las ciudades; de llamados a saquear tiendas de autoservicio, e incluso la noche del viernes, a nivel local, se hablaba de la entrada del Ejército para hacer “una limpia”. El escenario parecía catastrófico, sin embargo muchos de esos mensajes eran falsos y provenían de cuentas denominadas bots (falsas). ¿Quién o quiénes estuvieron detrás? Es difícil saberlo. Lo que sí, es que lograron muy bien su objetivo: infundir miedo y pánico en la gente.
Así como el rumor encontró entre las redes sociales y los servicios de mensajería instantánea un canal sumamente efectivo para generar el impacto deseado, es también a través de estos que se puede combatir. ¿Cómo? Con el uso responsable de la información al momento de difundirla. Aquí tres recomendaciones para realizar antes de compartir cualquier información a través de internet, sobre todo en momentos de crisis:
- a) Al recibir un mensaje o el enlace a una nota informativa, lo primero que hay que hacer es revisar la fuente de la información. ¿Proviene de algún medio serio o conocido? ¿Se identifica plenamente el origen de la información o es de manera “anónima”? ¿La fuente es confiable y reconocida?
- b) Verificar que la fecha, lugar y nombres referidos sean correctos. A veces se difunde información que ocurrió hace algunos años o en alguna otra parte del mundo y se hace creer que es reciente y cercana. Incluso algunas imágenes que se comparten están “truqueadas” o no corresponden a los hechos.
- c) Buscar la información en otros medios. Si la información llegó por redes sociales o whatsapp, se tiene la posibilidad de abrir el navegador (por decir Google) y hacer una búsqueda rápida de la misma para corroborar su autenticidad. Si es un hecho relevante seguramente algún medio o periodista confiable estará abordando el acontecimiento.
Una vez realizados estos pasos, si no está seguro de que la información es cierta, no comparta. Con ello contribuye a que el rumor y la desinformación no se propaguen. Si detecta que la información es falsa, lo que se puede hacer es alertar a sus contactos para que ellos tampoco la compartan; en cambio si la información que tiene es verídica y de suma importancia, entonces comparta para mantener informados a sus contactos. El uso responsable de la información está en nuestras manos y a un solo clic.