#Amitambién (#MeToo), es una campaña mundial en contra del acoso y la violencia sexual. La campaña se ha viralizado, y en algunos lugares ha logrado repercusiones legales contra hombres perpetradores de esta forma de violencia. Mi interés ahora, es sobre la posibilidad efectiva que tiene un “hashtag” un “meme” o cualquier momento cibernético, de convertirse en un movimiento duradero con posibilidades de generar cambio social. Me parece posible; sin embargo, no es sencillo, requiere la acción amplia y coordinada entre organizaciones sociales, medios de comunicación, gobierno, empresas y ciudadanía, principalmente los hombres, para comprometerse a reducir prácticas depredadoras contra las mujeres.
Las mujeres, históricamente, somos quienes hemos emprendido acciones para modificar las formas de subordinación de las mujeres y el continuum de la violencia que ha sido normalizada. Ahora es tiempo de que todos los grupos de la población asuman la responsabilidad y compromiso necesarios para transformar la cruda realidad de la violencia sexual contra mujeres de todas las edades. Es un llamado particularmente a los hombres a resignificar sus formas de socialización masculina, de tal modo que no se siga viendo como normal el acoso sexual contra las mujeres. El modo en que se fomenta el estereotipo de las mujeres como objetos, como propiedad y como si se tuviera menor “valor” que los hombres, ha sido un proceso histórico de enseñanza de la masculinidad, al que tanto hombres como mujeres nos hemos subordinado.
Es necesario que se transmitan formas diferentes en nuestros aprendizajes que derrumben los estereotipados mandatos de género. Es crucial que sean los hombres quienes se comprometan con esta lucha por la equidad y el respeto, porque son y han sido los principales perpetradores. Desafortunadamente, los hombres no detendrán el acoso sexual, a menos que sean otros hombres quienes se lo digan. La difusión sobre la problemática se ha viralizado, pero es fundamental que las acciones concretas también sean virales. Varias organizaciones se han comprometido con la campaña #Amitambién. Y una constante en los procesos de capacitación en torno a las masculinidades sanas y respetuosas, es descubrir que la mayoría de los hombres no son abusivos. Sin embargo, frecuentemente callan cuando observan el abuso perpetrado por otros hombres, lo que implica complicidad legitimadora. El silencio es un gran problema en torno al acoso sexual contra las mujeres, tanto por quienes hemos vivido acoso sexual, como por quienes en complicidad no lo denuncian. No permitamos que esta campaña, que denuncia la injusticia de un gran problema como es el acoso sexual, termine como muchas otras en el cementerio digital. #Amitambién, fue creada hace más de una década por la activista Tarana Burke, quien trabajara con Girls for Gender Equity y fundó Just Be Inc., organizaciones para el fortalecimiento de las mujeres afroamericanas. Y fue ella quien lanzó el hashtag tras su experiencia personal de ser abusada y no haber sido capaz de ayudar a una niña abusada “No pude ni siquiera susurrarle #Amitambién.”