Desde tiempos de Felipe Calderón les dio a los integrantes de su administración por manejar metáforas en relación a temas relacionados con marinos/barcos/tormentas, comenzando por Calderón mismo, que ante los acontecimientos de la crisis de 2008 siempre se catalogó como “Un capitán que conduce con mano serena y firme el barco de gran calado (economía mexicana) por las peores tormentas para llegar siempre a su destino”. Añadiendo que ninguna borrasca afectaría la solidez de las finanzas mexicanas. Vanas promesas, porqué la situación del país nunca mejoró en su sexenio; incluso, su administración ha sido clasificada como carente total de políticas económicas, sociales, educativas entre otras.
Ahora que el año 2016 está iniciando con una incertidumbre total en los aspectos económicos y financieros de los países desarrollados, los del llamado “primer mundo”; las declaraciones de las autoridades mexicanas para “tranquilizarnos” no se hicieron esperar, destacando, de entre ellas, las del gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, quien afirmó: “Estamos en un mundo de aguas picadas y eso hace que se mueva el barco”. Aunque su posición resulta muy contradictoria, pues añadió sin ruborizarse siquiera: “Pese a este sombrío panorama económico (…) los fundamentos de la economía mexicana son sólidos (sic) y la política del Banco de México se orienta a preservarla”.
Así mismo, resulta un tanto extraño la posición de Carstens, ya que ante la devaluación de la moneda, que llegó a finales del pasado mes de enero a 26 por ciento, la institución a su cargo anunció que, a partir del viernes 29 de enero y hasta finales de marzo del presente año, con el propósito de evitar una mayor pérdida del peso frente al dólar, subastará diariamente 400 millones de dólares, lo que permitirá a las empresas que tienen necesidad de utilizar la moneda extranjera, no se vean presionadas para realizar sus transacciones. Esta medida, por supuesto, no considera que a la fecha se han evaporado de las reservas internacionales 26 mil 400 millones de dólares. Por cierto, ¿y las reservas de oro dónde se encuentran?
Otra vez, como en los viejos tiempos de la “familia revolucionaria”, los asuntos económicos meten en apuros a los tecnócratas, pero no aprenden a enfrentarlos; así, la crisis económica iniciada en 1982, parece ser tema olvidado, creyendo ahora que con declaraciones/metáforas marítimas, se van a sortear las dificultades financieras; ocasionadas estas por llevar, al pie de la letra, las recomendaciones de las instituciones financieras internacionales, mismas que están ya dispuestas a “ofrecer su valiosa ayuda” a la alicaída economía nacional, la cual no da una pese a tener al frente del timón distinguidos almirantes.
No podemos irnos sin felicitarnos por la “oportuna intervención” de los conductores del “canal de las estrellas” en temas de relevancia económica para el país y sus habitantes. Vaya mancuerna perversa gobierno/televisión.