Los trabajos de reparación de los daños que sufrieron por el sismo de 2017 en la parroquia de San José y de la Basílica de Ocotlán, y en el templo de San Francisco, en Tepeyanco no llevan el avance prometido por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), lo que ha provocado mayor deterioro al interior de esos inmuebles, asentó Ranulfo Rojas Bretón, coordinador de la Comisión Diocesana Covid-19.
Recordó que autoridades del INAH se comprometieron a tener, a mediados de este año, un importante avance en el proceso de restauración de esos templos, catalogados como monumentos históricos; sin embargo, no ha sido así, pues en el caso de la iglesia de San José solo se presentan a trabajar “dos o tres personas y para esa obra, es nada”.
Rojas Bretón consideró que el retraso en los trabajos podría deberse a la contingencia sanitaria por el Covid-19 o a un recorte presupuestal aplicado al instituto, pero también a cuestiones técnicas, como sucede con la parroquia de San Francisco, donde algunos especialistas advirtieron que fue un error haberle quitado la linternilla.
Cabe referir que de los 129 templos afectados por el sismo de 2017 registrados por el INAH, cinco resultaron con mayor nivel de daño. Éstas son las iglesias ya referidas de San José y San Francisco, además la de Santa María, en Natívitas y la de San Felipe de Jesús, en Ixtacuixtla, así como la Basílica de Ocotlán; de éstas, las dos primeras y la última la afectación fue considerable.
Hasta este momento, recordó Rojas Bretón, que las de San José y San Francisco se encuentran cerradas a la feligresía, en tanto que la Basílica de Ocotlán está abierta parcialmente.
“En el caso de San José, el deterioro continúa y no se ve mucho avance en la restauración, bajaron los presupuestos o bajaron la atención, hay solamente dos o tres personas trabajando y es lamentable lo que está pasando. Anunciaron que a mediados de este año habría un avance, y tal vez la contingencia u otro motivo, pero lo que hemos visto es muy limitado en los trabajos que se están realizando”, expuso.
El coordinador diocesano recordó que en la parroquia de San Francisco, el gran problema fue que le quitaron la linternilla, y esos trabajos son los difíciles en una construcción, pues “el mismo personal de restauración señala que no fue acertado retirarla, mientras que otros indican que fue lo correcto. Tienen problemas debido a eso, pero es una situación técnica y ellos tendrán que ver lo conducente. Asimismo, reiteró que el problema central es que los trabajos de restauración no están yendo con el ritmo que los habían anunciado”.
Advirtió que el daño puede continuar en las iglesias de San Francisco y la de San José, pues al estar cerradas se acumula la humedad y plagas que afectan los retablos. En cambio, “En Ocotlán, los trabajos ahí van y aunque el Instituto está trabajando la iglesia está abierta y eso permite, el mantenimiento del inmueble.
Ranulfo Rojas Bretón, detalló que “El gran problema de San José es que al estar cerrado la humedad y el deterioro al interior son severas, y aunque quitaron las imágenes y otras piezas de arte sacro quedaron los retablos y hay más deterioro porque no hay un uso del inmueble y, como todo, el deterioro se siente más. Pinturas y esculturas se protegieron y no están expuestas ahí, el problema son los retablos porque esos no se pueden mover, están protegidos, pero sufren necesariamente el tiempo y las plagas”.