Silvia Nava Nava, consejera social por Tlaxcala ante el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), aseveró que varios alcaldes del estado podrían cometer delito de omisión al no emprender acciones ante la pandemia, pues han dejado la carga al gobierno estatal.
Sin señalar qué presidentes municipales no han actuado correctamente, consideró que ante el incumplimiento de una obligación, quienes ostenten este cargo y son responsables de resguardar la salud de sus gobernados, “están incurriendo en una falta”.
“Así como vamos evolucionando a prisa en este proceso inusitado por la pandemia mundial, que se analice la posibilidad de fincar responsabilidades, porque no hacer lo propio es verdaderamente garrafal”.
Expuso que nunca se va a tener la cantidad de recursos ideales, pero en algunos casos el esfuerzo que se realice puede hacer la diferencia, como en el caso de aquellos alcaldes que con los mismos recursos que tienen han emprendido acciones para enfrentar la contingencia del Covid-19.
Citó como ejemplo aquellos ayuntamientos “que han asignado a una patrulla para que con el apoyo de un equipo de sonido se invite a la población a resguardarse en sus hogares, lo mismo pueden hacer otros solo que no les importa, no quieren”.
Señaló que esta visión la comparten las integrantes del Consejo Social del Inmujeres, quienes representan a varios estados del país, ya que consideran que es preocupante la falta de compromiso y omisión de responsabilidades de autoridades, principalmente en el nivel municipal, quienes también deben estar involucradas en materia sanitaria.
Sin embargo, señaló que en el caso de los Poderes Judicial y Legislativo tampoco atienden de fondo la emergencia sanitaria “y solo están dejando la pelota al gobierno estatal, se están desatendiendo totalmente”.
El Poder Ejecutivo “es el que solamente está trabajando de lleno”, por lo que desde el punto de vista institucional, de la administración y la responsabilidad, los otros dos “están cometiendo omisión, lo que puede traer como consecuencia la pérdida de vidas”.
“Desde la perspectiva social están siendo totalmente cómodos e indolentes, y como esos animalitos que circulan viendo en qué momento pueden alimentarse, están esperando la desgracia de uno para utilizarlo como un instrumento de beneficio político que es totalmente antiético y fuera de toda lógica racional en una situación en la que nadie sabe si sobrevivirá. La situación es crítica; además, hay una ciudadanía que no ve responsabilidad en las autoridades, por tanto está dejando correr el tiempo”.