Nunca en la historia de la medicina se había generado la cantidad de investigación sobre el SARS-CoV-2 y la forma de enfrentar la enfermedad Covid-19. Llama la atención que, en un tiempo asombrosamente corto, se logró la identificación del virus, además de la invención de una vacuna que ha sido extensamente probada y que debe de aplicarse con mucha rapidez, de modo que un virus como el que ha generado esta pandemia, teniendo de material genético al Ácido Ribonucleico o ARN, constantemente condicionará mutaciones que en cualquier momento podría sufrir un cambio que de ser así, implicaría volver a comenzar todo el proceso de producción de una nueva vacuna, con lo que involucra desde cualquier punto de vista.
Trato de imaginar el inconmensurable esfuerzo de gran cantidad de científicos que en una forma extraordinaria, alcanzaron un logro verdaderamente sorprendente en todos los aspectos; sin embargo, me resulta no solamente asombroso sino hasta ofensivo, que un gran número de personas que incluyen incluso a gente con estudios universitarios, son influidos por informaciones falsas que además de criticar a la vacunación, promueven evitarla generando un movimiento contrario al intento, sin precedentes, de lograr una distribución y administración de una opción para controlar la pandemia, en una serie de acciones sin precedentes.
La difusión de información falsa definitivamente afecta en una forma adversa, la aceptación de ser vacunados en un modo rápido y eficaz. El problema de esto es que, si no se alcanza una cobertura lo suficientemente amplia para controlar a los contagios, existe la probabilidad de que la infección por este virus, no se pueda evitar con las vacunas que se están fabricando en la actualidad.
Algo similar sucede con la inmunización de la influenza, que por mutaciones constantes obliga a que año con año, se estén fabricando nuevas vacunas, condicionando que todos tengamos que someternos a este modelo preventivo, con una protección que cubrirá a los virus que circularon, limitando en ciertos aspectos, la infección por el agente biológico que se encuentra en el medio ambiente, cada nuevo año, durante la temporada invernal.
Es muy difícil controlar la información y difusión de noticias falsas. Los gobiernos, al intentar el bloqueo de estos datos, pueden incurrir en una limitación en la difusión de ideas que expresamos como “libertad de expresión”. Por otro lado, los seres humanos tenemos una propensión a retener y divulgar más frecuentemente, aspectos negativos que positivos. Un ejemplo de lo anterior está dado por la mala experiencia de acudir a un restaurante donde la comida es mala o al haber recibido una mala atención. Esto va a condicionar que constantemente repitamos y divulguemos la experiencia negativa a la que fuimos sometidos. Contrariamente, un buen restaurante determinará una buena recomendación, solamente en el caso en el que nos pidan un consejo. Por eso, el sensacionalismo genera una clara ventaja desde el punto de vista mercadotécnico, pues no solamente es lo que más llama la atención sino lo que a todas luces, podrá retenerse mentalmente en una forma mejor y por un periodo más prolongado.
Por otro lado, cuando se llevan a cabo correcciones que buscan refutar la desinformación, se puede desencadenar otro fenómeno de reafirmación que se denomina “efecto de influencia continua”. Es como aquel sujeto que de tanto mentir, a la larga, llega a tomar como verdad, el producto de sus propias mentiras. Así es que, cuando una divulgación que proviene de los gobiernos y los políticos, llega a tener un eco que polariza a las sociedades. Esta polarización condiciona una repetición obstinada de las ideas negativas y entonces se difunde la mala información en una forma literalmente asombrosa.
En pleno siglo XXI, es inconcebible que existan personas que duden en someterse a cualquier proceso de vacunación, aun cuando es bien sabido, que gracias a este procedimiento, no solamente se han abatido enfermedades como la viruela sino que han condicionado una prolongación en la expectativa de vida y un mejor pronóstico de salud.
Debemos de buscar inocular psicológicamente a cualquier persona de la información sin fuentes que tengan un buen sustento científico y una adecuada dosis de verdad. De no hacerlo así, mantendremos un alto riesgo de que la pandemia producida por el coronavirus SARS-CoV-2 se prolongue por un tiempo mayor, poniendo en un verdadero dilema, a los órdenes económicos, sociales, psicológicos y humanos, de las sociedades actuales, a nivel mundial.
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