Comparto algunos puntos neurálgicos a partir de mi participación el 12do Congreso Internacional de Educación Superior Universidad 2020. Dicho congreso surge a partir de la primera conferencia regional de educación superior para América Latina y el Caribe, previa a la Conferencia Mundial de la Unesco en París. Un Congreso Internacional con relevancia para Iberoamérica, donde los participantes exponen y contraponen la frontera para la educación de su región; experiencias muy gratas, que nos invitan a pensar y repensar nuestro desafío educativo, para convertirlos en tiro de precisión para nuestro estado de Puebla.
También el congreso fue concebido como un espacio de concertación y seguimiento del Plan de Acción de la Tercera Conferencia Regional de Educación Superior (CRES) efectuada en Córdoba, Argentina en 2018. Un espacio muy orientador, con metas, estrategias y recomendaciones orientadas a fortalecer el papel de la Educación Superior como factor de transformación social, como parte del sistema educativo y la formación docente, en la diversidad cultural, en la internacionalización e integración regional, en la investigación científica y la innovación como motores del desarrollo humano. Además, del debate que se realizó a los temas y a la interacción de los 17 objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de la Organización de Naciones Unidas (ONU), en especial del Objetivo 4, centrado en garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad, que promueve oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos.
La ponencia que presentamos, en primer término, fue poner en contexto lo que representa México a partir de la irrupción de Andrés Manuel López Obrador como presidente de México, y lo que significa en nuestro contexto subnacional, la llegada de Luis Miguel Barbosa al estado de Puebla, con toda una serie de dilemas–adversidades que hemos y estamos enfrentando como gobierno emanado de una fuerza política emergente, que lo que nos hizo arribar fue el claro descontento por la manera patrimonialista con que entendía la política y particularmente, a la educación. A más de seis meses del gobierno del estado, la Secretaría de Educación cuenta con un proyecto propio de las 4A del Derecho a la Educación para los poblanos, en plena sintonía con nuestros grandes referentes internacionales la ONU, Unesco y a nivel nacional con la Nueva Escuela Mexicana.
No es casualidad que nuestro proyecto educativo este alineado, es una directriz del gobernador Barbosa, es ponernos en la frontera de la educación internacional y que responda a las particularidades de nuestras 32 regiones del estado, que recuperen sus capacidades regionales y sus vocaciones productivas a lo largo y ancho de Puebla.
Aquí entra el título de la ponencia y sello de gestión en la Secretaria de Educación “el fin de la educación es formar ciudadanía para la transformación”. La educación y el conocimiento son las herramientas que pueden transformar a la sociedad. El proyecto educativo que se promueve en los estudiantes es fundamental para lograr un cambio. Desde el nivel básico, hasta el nivel universitario; lo importante es fomentar la discusión sobre los grandes temas; que contribuyan a construir la agenda pública sobre cómo podemos mejorar la educación. Desde este planteamiento, la educación deberá estar centrada en el alumno, aprendizaje situado.
En Puebla se busca que la educación, aporte lo más valioso, formar ciudadanía para la transformación. El término de ciudadanía, considero traducirse como la búsqueda de conservar y promover lo establecido como esencialmente humano (Maturana, 1996).
Por ello consideramos que cada poblano sin importar, edad, región, culto y visión política social, tiene derecho a educarse y a educar, por ello, nuestro proyecto de las 4A del Derecho a la Educación para los poblanos, representan una oportunidad de operativizar principios, objetivos y acciones. Con marcos de referencia como las Ciudades del Aprendizaje, y elementos distintivos como la Cartilla Ética.
La agenda desarrollada en la ciudad de la Habana, paralelamente al Congreso Internacional fue muy amplia, como se destaca en la publicaciones propias y de cada institución, reuniones de trabajo con la ministra de Educación doctora Ena Elsa Velázquez Cobiella; el ministro de Educación Superior y anfitrión del congreso, donde participaron solamente homólogos de varias delegaciones de más de 10 países; la rectora de la Universidad de La Habana doctora Miriam Nicado; los doctores Reynaldo Velázquez Zaldívar y Deysi Fraga Cedré, responsables de la formación de profesionales quién dirige los temas relacionados a la formación docente y lo relacionado a la educación universitaria y los pregrados; otros actores educativos, que trabajan en temas de incidencia social para Iberoamérica, el director de la Fundación Carolina de España, doctor José Antonio Sanahuja; el doctor Francesc Pedró director del Instituto Internacional de la Unesco para la Educación Superior en América Latina y el Caribe Unesco IESALC, así como con la doctora Rossana de Souza, presidente del Consejo de Administración del IESALC–Unesco y Humberto Grimaldo Durán, coordinador del Observatorio de Responsabilidad Social.
El seguimiento está ya en puerta, con convenios, proyectos específicos y vinculación directa que potencie el proyecto propio de las 4A del Derecho a la Educación para los poblanos.