Viejo océano, oh, gran soltero
Lautréamont
Embriagada la mar
va sumando tumbos,
golpeándose la frente en los peñascos,
hundiendo sus rodillas en el lodo,
sin que se disipe su sonrisa oceánica.
Va feliz en su vértigo,
desabotonándose la blusa
canta a gritos su entusiasmo
y salpica con su espuma
el sueño de las nubes tendidas en la arena.
Tanto licor se le arremolina en los riñones,
olvidada del recato se levanta la falda
y orina sobre un faro hasta apagarlo…
que se desorienten todos,
que se hundan en mis senos,
que se sumerjan en mi vientre,
que me los coma a todos y empanzone,
que me humedezcan toda. Carcajea.
Se le cierran a la mar sus ojos,
recarga la cabeza en un islote
y se va quedando dormida, susurrando,
babea y adopta una mueca tonta,
completamente inútil, poética.
Ricardo Landa, 27 de marzo de 2009
Imágenes: Foto de 1, Ola turquesa transparente del Mar Rojo; 2, Ola gigante; 3. Mujer bajo las olas; 4. Caballos en las olas y restos; y 5. pintura El caminante sobre un mar de nubes de Caspar David Friedrich
Blog: https://elrojodelalengua.wordpress.com