Con todo y estancamiento económico, la inflación sigue su curso. La tendencia siempre al alza del índice de precios al consumidor o al productor registra en menor medida los impactos que desde la percepción popular tienen los incrementos de precios en los alimentos que pueden considerarse como básicos para la dieta de una familia, que dependiendo de su nivel de ingresos compromete la adquisición mínima de lo que puede considerarse como básico o superbásico.
El caso del huevo y el alza de precios, previo a la semana santa, es representativo de las presiones que desde diversos ámbitos y en algunos casos sin razones justificadas se imponen. A pesar de que funcionarios de la Procuraduría de Protección al Consumidor (Profeco) afirmaban que no existía una razón que justificara dicho aumento, el incremento se daba y redundaba en la afectación de los bolsillos y la alimentación de los consumidores.
La explicación se asociaba primero a una cuestión de incremento de la demanda estacional por las celebraciones religiosas, la especulación de los comerciantes y, en menor medida, al incremento de los costos de producción que buscaba ser trasladado desde la producción al consumidor final. Desde el punto de vista de las explicaciones institucionales no había justificación, ya que los insumos para la producción estaban en niveles de precios estables.
Sin embargo, hay un elemento clave, que es la variación del tipo de cambio, y la inestabilidad desde hace varios meses en la paridad, que impacta directamente en el nivel de costos. Las actividades productivas en el país son altamente dependientes de la importación de insumos, y una devaluación del peso frente al dólar encarece directamente los costos de producción, suponiendo que todo lo demás se mantuvo constante. Los 100 dólares que anteriormente compraba con un dólar a 13.50 pesos/por dólar resultaban un costo de mil 350 pesos; ahora, con la devaluación, los mismo 100 dólares cuestan mil 500 pesos. Si vemos el cuadro adjunto, los días previos al incremento del pecio del huevo la paridad peso/dólar se desplaza y la devaluación se acentúa, hasta que el Banco de México coloca dólares para estabilizar el mercado.
Los sistemas pecuarios son altamente dependientes del exterior, no solamente la producción avícola, sino los sistemas de carne, ya que la producción de alimentos balanceados requiere desde los granos y las pastas oleaginosas para producirlos, hasta los medicamentos que se utilizan para el control sanitario de los animales.
De la información brindada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) en la publicación “Estadística de sacrificio de ganado en rastros municipales por entidad federativa 2009–2014”, la cual incorpora información básica del sacrificio de ganado que se realiza en los rastros municipales del país, que suman 881 en total, se desprende que la producción de carne en canal (bovino, porcino, ovino y caprino) en 2014, en comparación con 2013, cayó un 10 por ciento, mientras que los precios se incrementaron en 11.3 por ciento, lo que impide para muchas familias la posibilidad de su consumo.