“El artista también sueña: unas obras las veo antes de despertar, otras antes de dormir, pero cada una de ellas está relacionada con ese instante”, dijo la artista brasileña Regina Silveira al presentar “El sueño de Mirra y otras constelaciones”, la intervención realizada en el vestíbulo del Museo Amparo en la que se tejen, literalmente, figuras que refieren a esa ensoñación ligada a la experiencia de trabajar en un proyecto específico para Puebla.
La intervención, que se complementa con una exposición de los diversos proyectos que ha hecho de manera internacional sobre edificios públicos, museos y exteriores de diversas ciudades y de su natal Brasil, que son representados en maquetas, se inaugurará el próximo sábado 1 de febrero a las 12 horas, y para hoy viernes 31 de enero a las seis de la tarde la artista ofrecerá una charla abierta en auditorio del museo ubicado en la 2 Sur 708.
Durante un acercamiento con los medios de comunicación, Regina Silveira describió que trabajar en este espacio protagonista del arte en Puebla significó un reto en entender que lo que podría cubrir el recinto ya que tendría que resignificarlo.
“La intención es transformar la percepción, establecer juegos con la mirada que sean distintos a lo que nos ofrece el mundo y a su política de visualidad”, dijo la creadora, y acotó que precisamente el artista hace transposiciones poéticas que mezclan el conjunto de esas visualidades.
En el caso de “El sueño de Mirra y constelaciones”, la transposición poética surgió como un bordado incompleto a escala gigante, que imita el bordado de cruz característico de la artesanía y el arte popular mexicano y que es común a otras expresiones, con el que emerge “un repertorio de imágenes iniciales” que refieren lo mismo a insectos que a mamíferos y aves.
El bordado que cubre el vestíbulo de cristal del museo, el cual deja colarse a la luz natural y a la artificial, se complementa con unas enormes agujas que dejan sin completar aquel trabajo. Dichos objetos, explicó la artista, complementan el proyecto porque se colocan como elementos figurativos –casi “fotográficos”– que contaminan el diseño y “anclan” al espectador en esa visualidad.
“Parece una visualidad en proceso, en ficción; los puntos son una huella, marcas, mientras que las figuras una especie de repertorio, imágenes iniciales que son codificadas y que demuestran una naturaleza multicultural del bordado, el cual tiene una operación inmemorial ya que no se sabe cuándo comenzó”, comentó la artista acompañada por Ramiro Martínez, director del Museo Amparo.
Sobre la forma en que realiza estas intervenciones, Silveira refirió que es un proceso largo, de investigación y documentación ya que no se trata de “inventar el momento”. Los espacios, acotó, no son estáticos ni están vacíos, sino que se transitan y en ellos es necesario hacer un proyecto que contraste, contribuya y se integre a la arquitectura porque de no hacerlo, sería como “colgar cuadros en una pared”.
En el caso del proceso del Museo Amparo señaló que comenzó con una primera visita –realizada todavía cuando el recinto estaba en intervención y sin el resultado arquitectónico actual–, y luego continuó con las constantes pruebas y el envío de fotografías que dejaban ver los ejercicios. Un reto particular fue la luz, ya que en un inicio pensó que sería un factor contrario al proyecto pero al final le dio múltiples visualidades, entre ellas, el permitir que el bordado casi penetre en los muros de cristal.
En total, son más de 600 metros cuadrados de vinil recortado que se han colocado en los muros del vestíbulo. En las otras tres salas –las cuales también son de nueva apertura–, se muestra una “constelación” de 12 maquetas y seis videos; las primeras funcionan como estrategias de permanencia de sus intervenciones, las cuales son efímeras y temporales.
De manera especial el museo reprodujo la obra “Mundus admirabilis” que Regina Silveira realizó para la exposición Jardines de poder en Brasilia, la cual es una metáfora entre los insectos dañinos para la historia natural y su relación con los políticos y la lucha del poder, los cuales merecen estar encerrados en su jaula.