El titular de este periódico dice todo: “Cuando el pueblo se defiende…” los puntos suspensivos están por ver lo que sigue. No dice “Cuando el pueblo se levante”, pues lo está con las maneras en las que expresa su dignidad, para defender el territorio, los derechos y la vida que los poderes del dinero y las armas le arrebatan. Pero falta tejer una fuerza para vencer a la opresión.
Si algo claro deja la agresión y provocación a maestros y comunidades en México es que el Estado lanza su guerra contra el pueblo, como tantas más en el mundo que se hacen para recuperar y ampliar la ganancia de los capitales y la hegemonía gringa a costa de la vida humana y del planeta. Lo hace con leyes represivas que simulen democracia y legitimidad inexistentes.
Ganancias que no van sólo contra salarios y fondos de pensión, sino contra el empleo y las condiciones de ese empleo: la manera indigna y abusiva de imponer condiciones de dominación como los exámenes vigilados por granaderos, las amenazas de despido, la sobrecarga de trabajo y la precarización de los ocupados.
Ganancias del capital que anulan el poder adquisitivo de las familias en las ciudades y el campo, incitándolas a un consumo que endeuda, mientras excluye a la mayoría de lo indispensable: agua, transporte, vivienda, salud, y hasta las desplaza de comunidades y barrios para instalar sus megaproyectos de despojo y saqueo.
Ganancias que protege no sólo con las leyes económicas de concentración y centralización de la riqueza, sino que, además, amenaza, reprime, desaparece y asesina a quienes se defienden: la desaparición forzada, la militarización y paramilitarización de México con la renovación del Plan Mérida, son la prueba.
¿Y el pueblo, sus maestros, sus trabajadores, sus jóvenes, sus mayores y experimentados guardianes de la memoria, sus mujeres, sus niños y niñas? Están pasando del susto e inmediato malestar, a reconocerse como blancos de una violencia (que incluye el engaño) que no se detendrá pidiendo a sus verdugos que los protejan y sean justos. De esa guerra, en el amplio sentido de la violencia organizada en su contra, el pueblo sólo tiene como opción, organizarse, o reorganizarse si lo estaba con formas ya insuficientes, para detener o evitar que arrase sus territorios y derechos alcanzados. Sólo así se gana la iniciativa.
Organizar la defensa. Tejer una fuerza con muchos hilos. Hacerlo desde abajo con la experiencia analizada y con la ética que han perdido las conducciones burocráticas y corruptas. Hacerlo con preparación política y con investigación de cómo en nuestra historia y en la de pueblos hermanos se ha construido fuerza popular auténtica que piensa con cabeza propia, emprende proyectos comunitarios y marcha con sus propias piernas, como los maestros y sus comunidades en varios estados.
No claudicar, nos enseñaron Emiliano Zapata y Ricardo Flores Magón. Unirse con eficacia para vencer a los violentos, como lo hizo Camilo Torres. Contar con una estrategia y tácticas renovadas con la audacia, la sorpresa y la perseverancia que los pueblos, sus estrategas y los y las luchadoras populares demostraron y ejercen.
El tejido entre maestros y comunidades que busca romper el estado, acusando, cooptando, golpeando a profesores, se reconstruye cuando se piensa, lucha y decide como pueblo, con la dignidad de siempre, con la humildad que algunos olvidan y al servir al pueblo que se defiende organizado.
Aprender de la lucha y organización del movimiento magisterial y popular
Van algunas muestras de creatividad en formas de lucha y organización:
Organización de los trabajadores asamblearia y en algunos estados como Chiapas con talleres por regiones o delegaciones; difusión de su problemática en forma impresa, digitalizada y con audios, en este movimiento realzada por el alto impacto en el trabajo de redes sociales que convocan, difunden y realzan los actos de represión y los de defensa. Ver el muy recomendable video de los combates en caminos y calles de Chiapas, como el video de los y las maestras bilingües oaxaqueñas que no temen al despido con que les amenaza Nuño.
Realización de foros, congresos y asambleas, los primeros acompañados por académicos y participantes de otras luchas similares, aunque no siempre efectivos para la poca formación política y en pedagogía crítica que predomina en la mayoría del magisterio no organizado.
Asambleas masivas con padres de familia y, en el caso de Chiapas, las que se han hecho con las comunidades en buena parte de los municipios y con otras organizaciones sindicales, de normalistas, estudiantes, campesinos e indígenas (Encuentros y articulación con otros referentes de lucha campesinos, obreros, estudiantes).
Marchas que han pasado del mero caminar al actuar: coreando, brigadeando, pintando, bloqueando y combatiendo. Concentraciones que han sido muchas y masivas, aunque todavía con la pesada fila de oradores que pocos oyen.
Marchas caravanas motorizadas, marchas caminatas (las de pies cansados se convierten en bloqueos).
Toma de oficinas charras, de oficinas de la SEP de los centros de evaluación del INE, de gobiernos municipales, estatales y de dependencias federales. El caso de Guerrero en los últimos años es notable por su número y combatividad, han repercutido en organización comunitaria favorable en Chiapas, Veracruz, Oaxaca, Michoacán. Toma de aeropuertos o vías de acceso a ellos.
Diálogos y mesas de negociación, mejor llevadas y fructíferas en los estados por la cerrazón federal, pero también por el respaldo popular con que se cuenta.
Boicot de elecciones a presidencias municipales diputados y senadores, si bien en estados como Oaxaca ha causado desgaste el caer en la dependencia con partidos electoreros.
Boicot a la reforma “educativa”, consistente en no acudir a las evaluaciones punitivas para la permanencia y a los consejos técnicos escolares.
Defensa con enfrentamientos ante las fuerzas policiacas, retención de policías y decomiso de material bélico, expulsión relevante de policías por el pueblo de Chiapa de Corzo.
Propuestas educativas alternativas que llaman a ponerlas ya en ejercicio con una pedagogía que rompa con la dominante que enajena y es funcional al capitalismo.
Conformación de frentes multisectoriales, algunos muy vivos en los estados y otros sólo de direcciones que aún se quedan en discursos y declaraciones. En Querétaro se reprime a maestros que promueven la unidad con los barrios.
Toma de radiodifusoras y canales televisivos junto con padres, estudiantes, normalistas y algunas comunidades, principalmente en Chiapas, Guerrero y Oaxaca.
Bloqueos a las instalaciones de Pemex, “toma” y liberación de gasolineras, de casetas de cobro, de oficinas fiscales, etc.
Brigadeos local y nacional, aunque aún pesa el “estacionarse” en los campamentos, principalmente los del CDMX.
Conferencias y exposiciones, talleres y escuela de política sindical, pero con la observación de que, en algunos estados, esto hace años que no se practica o se hace sin un programa formativo de militantes.
En el caso de Chiapas y parece que en algún momento en Chihuahua: Bloqueos a puentes internacionales, Encuentros internacionales con los maestros guatemaltecos.
Y muchísimos eventos políticos culturales.
¡El maestro luchando también está enseñando!
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