En un estudio del Banco Mundial titulado “Mejores vecinos. Hacia una renovación de la integración económica en América Latina”, se pronuncia por que los países del área refuercen “los lazos económicos regionales para generar el tipo de crecimiento económico que se busca desde hace tiempo”. Al inicio de dicho trabajo se reconoce que el crecimiento mostrado por varios países de América Latina a principios del siglo XXI, se desvaneció al caer los precios internacionales de los productos exportados, y señala que “parte del problema de crecimiento es la escasa integración intrarregional”, por lo que “hay que profundizarla” para alcanzar el crecimiento. Resaltan el éxito de Asia Oriental y del Pacífico “donde el comercio intrarregional, las exportaciones al resto del mundo y el ingreso per–cápita han crecido”, y a partir de ahí se pronuncia por “usar los acuerdos de comercio formales para acelerar el comercio”. Afirman que se deben retomar las “ideas ya promovidas en la década de 1990 sobre lo positivo de los acuerdos comerciales”. Sin embargo, no especifican qué sectores son los que se han favorecido de los acuerdos comerciales, ya que los datos muestran que América Latina viene creciendo menos que lo que crecía antes de dichos acuerdos comerciales.
Se pronuncian por reducción de aranceles y por profundizar la integración de América del Sur, América Central y América del Norte, así como una disminución de las barreras al comercio internacional con el resto del mundo. Siguen fomentando integración a partir del libre comercio para impulsar el crecimiento, como si hubiera casos de países exitosos con dicha estrategia de crecimiento. Cabe afirmar que tanto China, como los países de Asia Oriental y del Pacífico lograron ser exitosos, no por el libre comercio, sino a partir de políticas proteccionistas e industriales, que les permitieron alcanzar altos niveles de productividad y competitividad, y se abrieron al resto del mundo, una vez que sus exportaciones ya estaban en la mayoría de los países. En cambio, América Latina abrió sus mercados sin tener los niveles de productividad y competitividad, y la capacidad productiva para ser exitosos. De ahí el proceso de desindustrialización y bajo crecimiento que ha caracterizado nuestra región desde que se procedió a la apertura económica.
Los autores de dicho Informe señalan que “la agenda de integración tiene que ir más allá de lo que son los aranceles”. Aquí hay que recordar que la Unión Europea (experiencia de la cual no hace mención dicho estudio) empezó como una unión comercial de libre comercio, para después conformar la Unión Monetaria Europea, donde la mayoría de los países decidieron participar. Ello llevó a los gobiernos participantes, a perder el control de la moneda, y todos (con excepción de Alemania, que es el país exitoso) vieron incrementados sus déficit de comercio exterior y cayeron en altos niveles de endeudamiento y en crisis, que hasta la fecha no han podido superar.
Dicho estudio señala qué frente al contexto de globalización, se tiene que avanzar en la integración, y reconocen que en este proceso hay perdedores, y dicen que “no deben mantenerse en forma artificial, sino compensarlos entre sectores”. El problema es que la mayoría de los sectores económicos nacionales (productivos, comerciales y de servicios) han sido perdedores con el libre comercio que genera la globalización, y no ha habido sectores que contrarresten a los perdedores, y el resultado ha sido menor crecimiento económico, y menores niveles de ingreso para los amplios sectores de la población.
El Banco Mundial insiste en profundizar e incrementar la apertura comercial, como mecanismo de integración económica, sin realizar una evaluación objetiva de los resultados alcanzados con tales políticas. Ello refleja como las instituciones financieras internacionales, impulsan políticas económicas a favor de las empresas transnacionales que han acentuado la extranjerización de nuestros países, evidenciando que no les preocupan los objetivos de los productores y trabajadores nacionales. Lo que frena el crecimiento y la generación de empleo, no es la falta de integración económica entre los países latinoamericanos, sino las políticas de libre movimiento de mercancías y de capitales. Se requiere de gobiernos latinoamericanos fuertes, que retomen el manejo soberano de la política económica para atender las demandas nacionales y negocien como bloque frente a las grandes potencias económicas internacionales, para que las relaciones comerciales y financieras con ellas sean para disminuir la brecha tecnológica y económica existente entre ellos y nosotros, y no dejar al libre mercado la conducción de las economías.