El gran simulacro del que hemos sido testigos los mexicanos en la historia reciente no es ciertamente el efectuado con motivo de los 30 años de los sismos de 1985, es el macro simulacro que a diario se despliega desde el gobierno federal, la gran simulación, para que el imaginario colectivo crea que aquí no pasa nada, que todo va requetebién.
La tragedia de que fueron víctimas turistas mexicanos en Egipto, nos da las dos caras de la moneda, muy diligentes con los connacionales lamentablemente lesionados, enviándoles el avión presidencial, llegada en vivo y en directo cámaras y micrófonos, exigencia de pronto esclarecimiento de los hechos y una enérgica condena, excelente por las víctimas, una gran simulación del gobierno federal, hacen como que les importa la vida de connacionales, pero sólo de algunos, aquí hay mexicanos de primera y de segunda, de primera aquellos que gozaban de vacaciones en el norte de África y de todos los reflectores, y de segunda aquellos que han sido raptados por el Estado, muertos a manos del Ejército mexicano, Tlatlaya, Otsula, Ayotzinapa, mexicanos que no fueron merecedores de ese trato preferencial diligente y expedito que da a algunos el gobierno federal.
Existen también mexicanos completamente en el olvido. El terrorífico caso de Ayotzinapa destapó cientos de fosas clandestinas, muertos y más muertos de los que nadie habla y de los cuales se desconoce su identidad, hombres mujeres y hasta niños enterrados sin que haya un solo responsable, aquí no pasa nada; otra gran simulación es el informe presidencial, que nos habla de una “disminución” en delitos dolosos, más bien disminuyen las denuncias, pues nadie investiga, nadie procura justicia, se olvida que fueron hijos, hermanos o padres de alguien, de mexicanos que hoy viven la angustia de no saber qué pasó o dónde está su ser querido y que las denuncias no sirven para nada.
Otra gran simulación mantener a como dé lugar personajes como la procuradora Arely Gómez, o el ex procurador Jesús Murillo Karam a quien se les debieran fincar responsabilidades por salir a decir mentiras a la sociedad mexicana, es el ocultamiento de las responsabilidades del Estado, mientras no exista el reconocimiento de que en México las cosas no están maravillosamente como quieren que la gente las vea, es como querer tapar el sol con un dedo.
Como un balde de agua fría debió caerles el desmentido de su verdad histórica que hiciera el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) en el caso Ayotzinapa, pero el macro simulacro mexicano continua al dejar nuevamente en manos de la misma PGR la investigación, que acepten de un buena vez y por todas que fue el Estado, que finquen responsabilidades y que digan a la sociedad que fue lo que verdaderamente sucedió con los 43 normalistas, mexicanos todos, desaparecidos hace un año. ¡Justicia para Ayotzinapa! ¡Basta de ya simulación!
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