Un día, llenos de orgullo y entusiasmo, los funcionarios priístas nos dicen que todo está bajo control; que se han tomado las previsiones pertinentes para blindar la economía de los vaivenes del exterior; que se compró un seguro para que la caída del precio del petróleo le haga al presupuesto federal lo que el viento Juárez y que las reformas, logradas con tanto nacionalista esfuerzo, salvarán al país de la pobreza para ir sin escalas al primer mundo, destino ineludible de los patrióticos esfuerzos realizados por el presidente –quien ha sido capaz de nombrar a un empelado para que lo investigue– y su camarilla… perdón sus funcionarios, todos tan bien portados que reciben de los contratistas del gobierno reconocimientos tan generosos como merecidos por ser tan… como son.
¡Ah! Pero otro día nos dicen que si habrá recortes al gasto, pues los ingresos esperados no alcanzan por la caída ¿de qué cree?, exacto del precio del petróleo. ¿Y hay alguna explicación del multimillonario seguro protector? Ninguna, faltaba más. Tal vez se les dirá algo a una “junta de notables” nombrada por el presidente, pero al pueblo, que va, como ni siquiera aplauden las audaces medidas asumidas en su beneficio no merece explicación alguna, vaya a creer que de veras en él, en el pueblo, descansa la soberanía nacional.
El “recorte preventivo” es de 124 mil millones y afecta, principalmente y como siempre, a la Educación (7 mil 800 millones de pesos menos); Sagarpa (es decir el campo, con menos 7 mil 188 millones); Conagua (total, el agua es un problema menor, 6 mil 400 millones); Sedesol (¿pobreza, pero en qué país?, 3 mil 750 millones) y Salud (el Seguro Popular está sobrado de recursos, 3 mil 339 millones); entre los las dependencias menos perjudicadas, se encuentran Marina (apenas 450 millones de pesos) y presidencia con 158 millones de reducción.
Pero la desfachatez de Luis Videgaray, el secretario de Hacienda, el “ministro del año” y quien sabe cuánto más, no tiene límites. Al anunciar los recortes dijo muy quitado de la pena: “La realidad exige revisar la forma en que gastamos los impuestos”. Pero señor, eso, precisamente eso debió hacerlo al inicio de su gestión, cualquier secretario de Hacienda medianamente preparado lo haría, así que su declaración llega, por lo menos, con dos años de retraso.
Pero no cabe duda alguna, la administración actual es continuidad exacta de las anteriores encabezadas, por decirlo de alguna manera, una por Martha Sahagún y, la otra, por quién sabe quien, y eso solo por las mañanas, por las tardes era imposible ver al señor. Pues este invisibilizado señor ha resultado muy agradecido y resulta que ahora promueve a una empresa refresquera transnacional que, según dice, lo invitó al estadio a ver el juego entre los “Halcones Marinos” y los llamados “Patriotas” de Nueva Inglaterra. Ante esa generosidad, uy modosito, como debe ser, Felipe Calderón aparece fotografiado con su esposa y en medio de ambos se colocó la señora mandamás de la PepsiCo. La foto de marras, se acompaña de un breve texto en twiter que dice: “Agradezco a PepsiCo y a su CEO, la destacada Indira Nooyi, por su invitación al #Súper Bowl XLIX.” Y para que se note que ya aprendió inglés, remata: “Bien x @ Patriots”.
Y qué decir del candidato a todo y ganador de nada, Ernesto Cordero, quien también se fue hasta Arizona al Súper Bowl, faltando, así, a la sesión inicial del Senado. Y cuando se le preguntó qué opinaba de la investigación de su conducta propuesta por Gustavo Madero, dijo que eran nimiedades ante “los gravísimos problemas del país”, cuya solución, seguramente, quiso encontrar en el Súper Bowl. ¿A poco no son los mismos?