Las últimas semanas habían resultado poco favorables para Televisa: su estrella boxística, Saúl “el Canelo” Álvarez, fracasó en su combate contra Floyd Mayweather; su conductora Laura Bozzo generó polémica por el montaje con los damnificados en Guerrero y su rival Dish inició la retransmisión de sus señales abiertas tras la creación del Instituto Federal de Telecomunicaciones (Ifetel).
Por si esto no fuera suficiente, otro descalabro estaba a punto de ocurrir: la selección mexicana de futbol estuvo (o está) a nada de no ir al Mundial de Futbol de Brasil 2014, pero el gol de chilena de Raúl Jiménez en el partido México–Panamá y la victoria del equipo de Estados Unidos en la última jornada de la eliminatoria de la Confederación de Norte, Centroamérica y el Caribe de Futbol (Concacaf), le devolvieron a los aficionados mexicanos la ilusión de ver a su equipo en la fiesta grande del futbol, y a Televisa… la oportunidad de recuperar la inversión realizada sobre su otra estrella deportiva.
En una serie de actos dignos de un capítulo de La Rosa de Guadalupe, la empresa de Emilio Azcárraga Jean vio una luz al final del túnel y con ello la posibilidad de no perder, junto con su “competidor” Tv Azteca, más de 300 millones de dólares, además de que Televisa, propietaria también del estadio Azteca, que sirve de casa para los juegos de la selección, sería la televisora que más perdería al ser titular de los derechos de transmisión no sólo de los partidos del tricolor, sino también de todos los partidos del Mundial vía Sky.
De acuerdo con la BBC, si México no va al Mundial “se estima que los espacios publicitarios en las pantallas mexicanas durante Brasil 2014 perderían casi 60 por ciento de su valor potencial (…) Durante la última Copa del Mundo Televisa reportó ganancias por 2 mil 195 millones de pesos entre julio y septiembre de 2010” (Homozapping, 2013). Asimismo, se calcula que la ausencia del seleccionado tricolor en la justa futbolística representaría, de manera general, una pérdida de aproximadamente mil 400 millones de dólares.
Por ello no resulta extraño que de cara al repechaje contra Nueva Zelanda se nombrara como director técnico “a préstamo” para el tricolor a Miguel Herrera, director técnico del Club América –también de Televisa–, y que se convocara a 10 jugadores águilas como parte del plantel con el cual se buscará poner a la selección mexicana en Brasil. Una “selección nacional americanista” que busca salvar la inversión de muchos, pero principalmente la de su jefe, Emilio Azcárraga, y es que en nuestro futbol no importa ni el aficionado, ni el deporte mismo; sino el rating, las ventas y el dinero que se genera. El futbol, más que un deporte, es un gran negocio.