Tal como ha ocurrido en prácticamente todo 2020, la celebración de Todos Santos es totalmente atípica derivado de los efectos de la pandemia. En ese sentido, la asistencia a los panteones para recordar a los difuntos puede convertirse en un punto de contagio masivo para la población en general, de tal suerte que en esta ocasión sería oportuno quedarse en casa y no contribuir a un mayor número de contagios. La celebración al igual que varias de las actividades que se han realizado en el marco del Covid–19, puede hacerse de manera diferente. Veamos si la población atiende los llamados y guarda las debidas precauciones o sí prefiere correr el riesgo de contraer la enfermedad.
La celebración de Todos Santos es una de las costumbres más arraigadas en la población católica, aunque no es exclusiva de ésta, pues hay evidencia suficiente que desde épocas tempranas de la civilización se practicaron diversos cultos a la muerte, desde los faraones egipcios hasta los pueblos mesoamericanos, cada uno de los grupos, comunidades y países fue construyendo sus creencias sobre qué ocurre después de la vida, de ahí podría decirse, sin ser experto en la materia, que surgieron los diferentes procesos para despedir a los muertos, en particular el entierro y sus diferentes formas. La existencia de los cementerios ha acompañado a los templos religiosos, en épocas pasadas los panteones eran parte del patrimonio religioso, aún hoy en día, sobre todo en las comunidades rurales y en algunas ciudades, se liga iglesia–panteón, quizás por la creencia de que se pueda tener un mayor contacto con dios al estar compartiendo un mismo espacio físico. Con el crecimiento de la población, los panteones cambiaron de lugar y se edificaron alejados de los templos religiosos. Hoy, a muchos de éstos se les han denominado jardines del recuerdo haciendo alusión precisamente a la creencia que cuando se deja de recordar al difunto, éste se aleja en definitiva de nuestras vidas.
Sobra decir que los entierros, panteones y cultos se asocian a las clases sociales y también en esos procesos se muestra la diferenciación social. En algunas investigaciones que hemos realizado al respecto, se pueden observar marcados contrastes en el tipo de edificaciones, desde el uso de mármol para construir portentos de tumbas hasta aquellas que son puños de tierra. Ocurre algo similar con las cruces, las dedicatorias y los arreglos florales que se colocan al pie de la tumba del ser querido que se nos adelantó. Hay para todo tipo clases sociales, de hecho los llamados jardines han incorporado prácticas como el uso de pasto artificial, carpas y maquinaria para realizar el entierro, ocupando el modelo norteamericano o anglosajón distinto, por ejemplo, a la tradición mexicana donde el proceso fúnebre es extremo, lleno de emotividad, desde la forma en que se realiza el ritual previo al entierro que implica la velación del cuerpo en casa, la salida de éste al panteón con el acompañamiento de los sonidos de las campanas, así como la caminata por las calles cargando el féretro, hasta colocar los restos en el lugar escogido para permanecer ahí un tiempo indeterminado. Pero independientemente del ritual escogido y de las propias condiciones socioeconómicas de los familiares, lo que prevalece es que haya un lugar donde visitar a nuestros muertos, en ese sentido los panteones son puntos de reunión habitual, sobre todo en fechas como Todos Santos.
Es sabido que en esta temporada hay una mayor afluencia de visitantes a los panteones y las prácticas religiosas, los usos y costumbres generan un ambiente de fiesta al interior de los cementerios y fuera de éste, de tal manera que la vendimia, los mariachis y los antojos mexicanos forman parte de ese simbolismo religioso entre la vida y la muerte, cientos de personas se concentran ahí para recordar a sus fieles difuntos; sin embargo, este año, dada la contingencia sanitaria, se han decretado restricciones para el acceso a los panteones, muchos ayuntamientos han decidido cerrar, restringir el aforo ocupando medidas de protección que garanticen la salud de los visitantes, será desde luego una festejo atípico, también ha habido presiones para que se mantengan abiertos los panteones sin ningún tipo de restricción, corriendo los riesgo que implica el Covid–19.
En ese sentido, habría que hacer un llamado a la población en general para que en la medida de sus posibilidades no acuda a estos espacios en estos festejos y que pueda eso sí realizar otras prácticas como la colocación de ofrendas, misas virtuales, elaboración de pan en casa sin que haya peligro de contraer el virus. Quizás convenga recordar que también hay estudios que muestran las rutas de las pandemias y que se reflejan en las tumbas con las fechas de fallecimiento, es un hecho que lamentablemente han muerto miles de personas a costa del coronavirus, pues hagamos lo propio para no formar parte de la ruta de mortalidad pandémica. Mejor quédate en casa.
Entre tanto, la sucesión en Tlaxcala está en marcha, por lo que se observó el gobernador del estado ha decidido meter las manos en el proceso electoral, veamos si intenta ocupar recursos públicos para apuntalar a su candidato o candidata, de hacerlo estaría cometiendo un delito electoral que habría que denunciar. Ver para creer.