Con sendos personaje y sus vínculos partidistas, la posibilidad de una alianza entre el PRI y PAN se desvanece, salvo que quieran darse un tiro en el pie. La conformación de un bloque por ahora es prácticamente imposible, el derrumbe de la verdad histórica, la extradición de Emilio Lozoya y César Duarte, así como el caso Genaro García Luna, deja a ambos partidos políticos muy mal parados ante la sociedad. La corrupción y los vínculos con el narcotráfico son lozas pesadas de las cuales no se podrán deslindar.
Si la política es fortuna, ésta no está del lado del PRI, del PAN y de Felipe Calderón. No falta día en que aparezcan más evidencias de las prácticas de corrupción que los caracterizaron. Del lado del PRI, Emilio Lozoya y César Duarte desnudaron los negocios que se hacían al amparo del poder público. Sobre el ex director de Pemex pesan múltiples denuncias, mismas que podrían llevar a las cuerdas a Enrique Peña Nieto y su séquito de cómplices, entre ellos Luis Videgaray. No cabe a estas alturas deslindarse o hacerse los desmemoriados, pues es posible que varios de los delitos que se le imputan hayan sido por iniciativa propia, pero otros tuvieron que tener el aval del titular del Ejecutivo de esa época. De César Duarte, ex gobernador de Chihuahua y militante destacado del PRI, pesa desvío de recursos para favorecer al partido con fines electorales, entre otros delitos; al parecer hay evidencias suficientes para demostrar las triangulaciones que se hacían para que el dinero público se ocupará para influir en los procesos electorales a favor del partido tricolor, práctica cotidiana en ese instituto que siempre ha buscado echar a andar la debilitada maquinaria a fuerza de billetazos, sobran ejemplos de cómo operaba e intenta operar el otrora partidazo. Delitos electorales que hoy gracias a la 4T son graves, sin derecho a fianza.
Al respecto, la propia fortuna le sigue jugando malas pasada al líder del PRI, Alejandro Moreno, pues cada vez que intenta posicionar a ese maltrecho partido, le cae un balde de agua fría, así ocurrió con el caso de Emilio Lozoya y ahora con César Duarte, pues el día que atrapan al ex gobernador de Chihuahua, el flamante poseedor de una casita blanca en Campeche, habría afirmado en medios nacionales que la gente estaba harta de la corrupción por eso ese partido regresaría a gobernar, no acababa de decirlo cuando la verdad histórica sobre el caso de los 43 desaparecidos de Ayotzinapan se desmoronó, se hizo cenizas en su propia cara, quedando demostrado que hay otra verdad sobre lo ocurrido con los normalistas, hecho que lleva al menos varias decenas de denuncias a funcionarios públicos que fueron cómplices hasta ahora del montaje avalado supuestamente por Jesús Murillo Karam y operado por Tomás Zerón, prófugo de la justicia, el mismo que llevó la investigación de la pequeña Paulette Gebara Farah, caso por demás dudoso en su resolución, ¿accidente u homicidio?, a eso se dedicó Zerón, personaje ligado al Peñismo. Todos del PRI.
Pero la fortuna tampoco está del lado del PAN y menos con Felipe Calderón. El caso de Genaro García Luna y su relación con el cártel de Sinaloa sigue sacando lumbre de los infiernos, pues al igual que le ocurre al PRI, Acción Nacional no tiene cómo defenderse y deslindarse de los efectos de la violencia que se generaron por la fallida guerra contra el narco que por las evidencias conocidas fue una simulación para defender los intereses de ese cártel con enormes dividendos para la clase política panista, García Luna sólo es la punta del iceberg. De hecho, el caso debe llegar al ex presidente espurio y su comitiva. Es tiempo de llamar a cuentas a los olvidadizos y hoy activistas desmemoriados en las redes sociales.
Ante tales hechos y otros que están por ventilarse, la conformación de un bloque entre el PRI y el PAN no dejaría buenos resultados electorales para ambos, pues las secuelas de corrupción, enriquecimiento ilícito, violencia, narcotráfico, montaje y muerte serían la etiqueta que acompañaría la desde ahora fallida campaña electoral. Aunque el PRIAN apostara a la desmemoria de los mexicanos, que por cierto encontró en los columnistas, periodistas y articulistas del viejo régimen su mejor carne de cañón, ésta no será suficiente para contrarrestar la evidencia del duopolio de complicidad, sobre todo si sus protagonistas, uno a uno, empiezan a pisar los juzgados.
Si bien el bloque pudiera dar un giro para construir alianzas entre el PAN–PRD o PRI–PRD, sería valioso recordar que el sol azteca ya no alumbra ni su cuarto oscuro, lo que la carretada de votos de esa mezquina izquierda sería tan insignificante que más valdría ir solos a la elección de 2021. La oposición está estructuralmente fragmentada, su pasado está más fresco que nunca y ¿alguien con sentido común aceptaría que le brincaran las pulgas del otro, sobre todo si estás están encapsuladas por barrotes de metal? Ver para creer.
Entre tanto, la celebración del gobernador de Chihuahua, Javier Corral, le duró muy poco, el golpe de César Duarte, va directo al corazón del priismo, el bloque sufrió una estocada, así imposible caminar juntos. En esta semana se cumplen 40 años del inicio de los Juegos Olímpicos Moscú 1980, el mundo cambió.