Morena, el Gollum de la Cuarta Transformación. Ganar la Presidencia de la República y el Congreso local transforma al partido y particularmente a sus militantes. El poder político de forma análoga como el anillo de oro, provoca un cambio que va de ser un hobbit a ser cualquier otra cosa.
En el Señor de los Anillos, Deágol pesca el anillo único y su primo Sméagol lo asesina para quitárselo. Al ponerse el anillo se transforma y corrompe en cuerpo y mente. Sin embargo, eso le hace sobrevivir muchos más años que cualquier hobbit.
Smeágol desarrolla una segunda personalidad llamada Gollum. Que se expresa en dos personalidades más. Una buena llamada Adulón y una mala denominada Bribón, que permanentemente se pelean. Lo que refleja una relación de amor y odio consigo mismo.
El fin de Gollum se produce cuando brinca de alegría porque le han salvado la vida y cae hacia la lava de un volcán. En esa lucha entre el bien y el mal de sus cuatro personalidades, paradójicamente gana el bien, pero termina en el infierno.
Para comprender el proceso que vive Morena, el ex presidente de este partido en Tlaxcala utiliza esa analogía. Como Sméagol, los morenistas se han olvidado del sabor del pan, del sonido de los árboles, de la suavidad del viento. Han olvidado hasta su nombre.
Muchos de ellos se cuentan a sí mismos el cuento de que el poder político les fue dado como regalo de cumpleaños y se mimetizan en el discurso de “no mentir, no robar y no traicionar” para justificar la posesión y no compartirla.
En Tlaxcala, la mayor parte de quienes aspiran a competir por la gubernatura del estado son hobbits con esa múltiple personalidad. Algunos llegan de Eriador, otros de tierras Brunas y unos más de los campos Gladios.
Quizá valga preguntarse: ¿Qué van a hacer los pobladores de la comarca en la elección 2021?