Desde hace cuatro años, la cultura para el gobierno de Puebla ha sido de entreguismo y privatización, además de lujo y dispendio a costa del erario público, acciones que han causado la pérdida de espacios públicos pues éstos se han visto convertidos en locales privados.
Ejemplo de ello, fueron las “acciones” de cultura que el gobernador Rafael Moreno Valle enlistó ayer al rendir su cuarto informe de gobierno. Ahí, frente a políticos, gobernadores, empresarios, miembros de organizaciones de la sociedad civil, rectores y ciudadanos, no ocultó la entrega total que ha hecho de la antigua fábrica La Constancia Mexicana a la empresa televisiva Tv Azteca, que en pasados recibió su último regalo: el llamado Museo de la música, una franquicia que costará 100 mil euros anuales a Puebla.
Tampoco, el mandatario ocultó que de los más de 300 millones de pesos que ha invertido el estado –en coordinación con la Federación a través del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) y la Secretaría de Turismo (Sectur) federal en dicho proyecto, sólo 18 millones los ha otorgado Tv Azteca, pese a que ha sido la principal beneficiada.
Ello, porque Moreno Valle refirió que la Sectur ha otorgado 70 millones de pesos; el Conaculta, 65 millones, y Fundación Azteca solo los citados 18 millones de pesos.
De paso, sobre su relación con Tv Azteca, señaló que uno de los festivales que ha impulsado su administración ha sido la llamada Ciudad de las ideas, pese al carácter elitista y pseudo intelectual que lo caracteriza.
Otro de los “logros” en materia cultural enlistados el día de ayer fue la construcción del llamado Auditorio Metropolitano, que tuvo un costo de 416 millones de pesos e implicó la destrucción de una obra emblemática del reconocido arquitecto ya fallecido Pedro Ramírez Vázquez.
Otro más fue el llamado Museo del Ejército, al que se le destinaron 89 millones de pesos en su intervención, para luego ser entregado a la Secretaría de Defensa Nacional, desalojando a quienes ocupaban el Instituto Cultural Poblano y, de paso, borrando el aspecto histórico del inmueble, considerado la última construcción jesuita, en especial por su sala Clavijero.
En su lista de “aciertos culturales”, Moreno Valle citó a la galería Tesoros de la catedral, con la que cedió un par de salas públicas de la Casa de la cultura a la Arquidiócesis de Puebla, en un intento de museo que se quedó solo en eso.
Ello porque lo que fue anunciado como un “museo dedicado a la difusión de la riqueza patrimonial que resguarda uno de los más bellos monumentos arquitectónicos de México” resultó en la exhibición de alrededor de 150 piezas, que carecen de cualquier ambición curatorial y artística.
Por último, en sus cuatro o cinco minutos dedicados a la cultura, el gobernador mencionó que su administración ha “editado libros e impulsado eventos como el festival 5 de mayo, el de teatro Héctor Azar y la feria de Puebla”, esta última de tinte comercial, todo ello sin mencionar al casi inexistente Consejo Estatal para la Cultura y las Artes.