Viernes, abril 26, 2024

No morir por dentro

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-Mira, nos conocemos desde niños; tú sabes las super broncas que yo he tenido durante toda mi vida… Desde adolescentes empezamos a platicar de las cosas que no entendíamos; no lo hicimos desde niños porque no sabíamos ni cómo expresarlo aunque lo sufriéramos, ¡pero nos apoyábamos siempre, aunque no entendiéramos ni madres de la vida!

-¡Siempre fuimos confidentes y cómplices, no escogíamos las palabras para decir lo que nos pasaba, las decíamos tal y como nos afectaba, sin miramientos, y sabíamos de qué hablábamos porque aunque lo expresábamos incompleto o erróneo, sabíamos de qué se trataba porque lo sentíamos igual!

-Contigo no puedo un decir ‘te juro’ porque sabes mi vida de pies a cabeza, por dentro y por fuera, pero ¡te juro! que a pesar de haber pasado por varios infiernos, profundos, asfixiantes, ¡nunca!, así te lo digo, ¡nunca! le había yo deseado la muerte a nadie como ahora.

-A mí me pasa lo mismo: nos conocemos de siempre, hemos contado nuestras cuitas en lo más profundo del averno, hemos llorado y reído juntos a la par de como hemos ido creciendo, y me pasa lo mismo que a ti: le deseo la muerte y me detengo en las puertas del infierno porque sé que ese sentimiento te arrastra a lo más oscuro que puede una persona tener, y es hacerte daño a ti mismo porque eso te hunde en las llamas que carcomen todo lo bueno que te pudiera salvar.

-¿Y qué le vamos a hacer sino ser sinceros con nosotros mismos? ¿Qué le vamos a hacer si por más que volteamos la cara a otro lado, para no ver, para no escuchar, para no sentir lo jodido, está por todos lados y no podemos evitarlo?

-Muchos estamos atrapados en este mismo sentimiento, de una u otra manera nos estamos empezando a odiar los unos a los otros.

-Te voy a platicar lo que a un conocido mío le sucedió con un odio similar al que sentimos ahora: igual le deseó la muerte a alguien, pero él fue más allá, en un momento dado dijo: “¡Voy a matar a este hijo de la chingada y después me mato!” No le importaba desperdiciar su vida con tal de que el desprecio y el odio que lo mataba por dentro pudiera salir. ¿Y adivina qué? Como no pudo llevar a cabo su plan, se terminó suicidando en un hotel donde se metió un tiro en la boca…

-Por eso te digo, cuando llegue ese sentimiento y ese profundo y maldito deseo de desearle la muerte a esta persona, mejor hay que voltear para otro lado y evitar todo lo que se refiera a él, no dejarse llevar porque si no terminas matándolo o suicidándote, como le pasó a tu conocido, de todas maneras estarás muerto por dentro aunque sigas vivo… Y aunque nos sinceremos al desearle la muerte, por lo menos que no muramos nosotros por dentro por ese maligno y perverso sentimiento, ¡porque el perverso y nocivo es él!

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