Movimiento y evolución son las fuerzas que en tiempos recientes han marcado el quehacer del Museo Amparo, espacio ubicado en pleno Centro Histórico de la ciudad de Puebla que cumplirá, este 28 de febrero y a puerta cerrada, sus primeros 30 años de labor cultural, artística y social.
Ramiro Martínez, quien ha sido su director durante los últimos 11 años, prevé que “una evolución natural” del recinto girará en torno a la inclusión de artistas más jóvenes con carreras más cortas que a futuro serán importantes en el contexto del arte en México.
Durante una entrevista, menciona que lo anterior resultó del tiempo más reciente, uno que avanza con mayor lentitud por la contingencia sanitaria causada por el Covid-19, al percatarse cómo cambió la forma de trabajo y el aprovechamiento de los recursos. “Si algo tiene este medio es el movimiento, la evolución que es apabullante: en seis meses cambió la forma de trabajar con el público, artistas, curadores… es un reto y lo hemos asumimos”, dice.
Como ejemplo, mencionó la puesta en marcha del programa El Amparo en tu casa que propone una serie de actividades virtuales que continúan con la tarea del museo. Particularmente, refirió el caso del programa de charlas Sala de espera/ Sala de estar que, bajo la curaduría de Rafael Ortega, dejó ver la pluralidad y la numerosa cantidad de jóvenes artistas que actualmente están trabajando y que no necesariamente están bajo los reflectores, pero que destacan por su calidad y su lugar de trabajo que está fuera de los centros urbanos.
La inclusión de jóvenes artistas en el panorama del museo, continuó, también tiene que ver con la consolidación de la Colección de arte contemporáneo que inició hace 30 años con la gestación del recinto, cuando se adquirió obra de artistas contemporáneos de la época y continuó hace unos 10 años, cuando se volteó hacia el núcleo de artistas que en los años 90 del siglo XX ganaron visibilidad a nivel internacional.
“La mirada sigue puesta en ellos, a la par de tomar en cuenta los movimientos artísticos generados y en los artistas que surgen y trabajan. Nos hemos ido moviendo hacia artistas más jóvenes que quizá no tienen un reconocimiento tan fuerte como los otros. Son evoluciones naturales de los proyectos y eso anima.
“Me voy por periodos, y quisiera pensar que esa es nuestra evolución en los próximos cinco años: buscar de una manera más ordenada a estos artistas más jóvenes con carreras más cortas pero que creemos que serán importantes en el contexto del arte en México”, expuso Martínez.
Consideró que esta perspectiva genera interés en los propios artistas a trabajar y ver que es posible vivir del trabajo, pese a toda circunstancia.
En ese sentido, refirió que antes de la contingencia, hace unos tres años, el Museo Amparo había decidido bajar el ritmo de exposiciones, para que éstas fueran más prolongadas en su exhibición, en la idea de manejar mejor los recursos financieros y el de dar mayor oportunidad al público de participar en ellas y en los programas paralelos.
Continuó que, desde hace unos tres años también, se decidió que la Colección de arte contemporáneo se convertiría el “tercer pilar” del recinto al lado de la Colección de arte prehispánico y de la Colección de arte colonial y siglo XIX.
“Somos uno de los pocos espacios en los que puedes tener acceso a estos tres aspectos, lo que permite al participante tener una visión más amplia de lo que ha sucedido en México: de cómo el presente se alimenta del pasado, y de ver cómo los artistas hacen referencia a obras anteriores dando una visión más rica del arte contemporáneo a la par que permiten ver con otros ojos lo virreinal y lo prehispánico”.
En ese sentido, el director del museo informó que abrirá la exposición El tiempo en las cosas, que gira en torno a la idea de cómo se ve el tiempo a través de las obras. Curada por Tatiana Cuevas, deja ver cómo se ha ido conformando el acervo y sus particularidades.
Otros proyectos, en la misma idea del movimiento y de la próxima apertura cuando la contingencia del Covid-19 lo permita, será la apertura de la exposición Trayectorias de Manuel Felguérez, curada por Pilar García y montada con anterioridad en el Museo Universitario de Arte Contemporáneo de la UNAM.
De paso, podrá verse un proyecto audiovisual que se trabaja en el museo sobre los 30 años del museo, una celebración que durará todo este 2021.
Indicó que habrá también un par de intervenciones en la Colección del arte virreinal y siglo XIX que serán hechas por artistas contemporáneos, a la par de una exposición de fotografía de Santiago Arau, quien ha trabajado en torno al paisaje urbano y al paisaje rural.
Debido a las implicaciones que ha dejado más de un año de epidemia que llevó a abrir tan sólo por tres meses al museo en 2020, Ramiro Martínez no descartó que algunos proyectos expositivos se queden fuera y se retrasen a 2022. “El movimiento de las cosas está en esa incertidumbre, iremos viendo con la reapertura, cómo va reaccionando el público”.
Por último, celebró que estos 30 años permitan revisar y afirmar que los objetivos del Amparo siguen vigentes: ver al museo como un apoyo a la educación de la población, por la importancia que tiene conocer el pasado y el presente, para poder tomar decisiones hacia el futuro, ello como desearon sus fundadores Manuel Espinosa Yglesias y Angeles Espinosa Rugarcía.
Incluso, consideró que el lema Encuentro con nuestras raíces, sigue igual de vigente y guía su quehacer pues hay raíces de diferente profundidad: aquellas que tienen 30 mil años o las que apenas cruzan el año de edad. “Sí es un lugar donde ofrecemos la posibilidad de encontrarnos con la historia de México a través del arte”, concluyó.