Viernes, abril 26, 2024

Lastiri está recluido en su rancho de Zacatlán para evitar ser detenido

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Se dice que aunque tiene algunas apariciones esporádicas en la ciudad de Puebla, en reuniones sociales y en el PRI, Juan Carlos Lastiri Quirós se ha recluido en un rancho de su propiedad en el municipio de Zacatlán, de donde fue alcalde y legislador, debido a que se ha reactivado la posibilidad de que pudiera ser aprehendido por el escándalo de la llamada Estafa Maestra que ha tenido a su ex jefa Rosario Robles Berlanga tres años encarcelada en el penal femenil de Santa Martha Acatitla.

La intención de concentrarse en el municipio de donde es oriundo se debe a que ha diseñado algunas rutas de escape y una red de vigilantes, mejor conocidos como “halcones”, para que lo alerten si se aproxima algún operativo de la Fiscalía General de la República (FGR).

En 2020 lo agarraron de sorpresa, salió a correr con un grupo de amigos y sin tomar ninguna medida precautoria, que provocó que un nutrido grupo de agentes de la FGR lo detuvieron y se lo llevaron a declarar al Reclusorio Oriente de la Ciudad de México –en una audiencia de más de 24 horas– como parte de la investigación que había iniciado la Unidad de Inteligencia Financiera para determinar el sistema de operación de la Estafa Maestra, con la que se habrían desviado unos 20 mil millones de pesos en el gobierno peñista.

Ahora cuentan fuentes que conocen el entorno de Lastiri que se ha preparado para no volver a caer, al tener certeza de que en una segunda detención no se reduciría a un simple interrogatorio, como lo ocurrido hace dos años, cuando se prestó a declarar en contra de Rosario Robles Berlanga, quien fue su superior en las secretarías de Desarrollo Social (Sedesol) y de Desarrollo Rural, Territorial y Urbano (Sedatu) en la gestión del expresidente Enrique Peña Nieto.

Otra estrategia que ha seguido es estar permanentemente amparándose para evitar que lo detengan, sin primero rendir una declaración preparatoria. O dicho de otra manera, para que si le buscan “echar el guante” pueda evadir la acción de la justicia.

La posibilidad de que Lastiri pudiera ser detenido es amplia. Hace unos días la periodista Lourdes Mendoza en su columna Sobremesa, publicada en El Financiero, narraba que de las tres subsecretarías que había en la Sedatu –encabezada por Rosario Robles en la segunda mitad de anterior sexenio—la única que era operativa y tenía un presupuesto propio, era la que controlaba Juan Carlos Lastiri, que tenía una disposición de unos 6 mil millones de pesos por cada ejercicio anual.

Por tanto, Lastiri tiene mucha información de lo ocurrido en la Estafa Maestra, consistente en buscar a organismos públicos, principalmente instituciones de educación superior, para que recibieran fondos federales y luego contrataran a “empresas fantasmas” para que fingieran la compra de insumos o la contratación de servicios, para después regresar el dinero en efectivo a los funcionarios que lo habían liberado.

La Auditoria Superior de la Federación (ASF) en su momento calculó que fueron más de 20 mil millones de pesos que, a lo largo de seis años, se habrían robado por ese esquema. Al final a Rosario Robles únicamente le pudieron presentar cargos por poco más de 5 mil millones de pesos, que es una cantidad brutal de “dinero extraviado” y que todo el gabinete peñista cínicamente dice ignorar su paradero.

Quien fuera oficial mayor de Robles en Sedeso y Sedatu, Emilio Zebadúa González, declaró ante la FGR, en su calidad de testigo protegido o también llamado colaborador con “criterio de oportunidad”, que ese dinero se utilizó para pagar deudas, favores y compromisos que Enrique Peña Nieto adquirió en su campaña presidencial del año 2012.

Zebadúa pese a estar confeso de que él fue el centro de las operaciones de la Estafa Maestra no ha sido tocado por la FGR, lo que le ha permitido estar en libertad, luego de que una temporada estuvo escondido en Canadá.

La periodista Lourdes Mendoza a lo largo de cuatro entregas de su columna Sobremesa acusa a Zebadúa de ser un traidor a la confianza de Rosario Robles, por un lado, y por otro sostiene que su poder corruptor le habría permitido obtener un buen trato para no ser encarcelado a cambio de brindar información contra la dos veces secretaria en el gabinete peñista.

Sea correcta o no esa visión que expresa la columnista de El Financiero, hay un aspecto muy relevante que narra: en la declaración de Zebadúa ante la FGR “embarra” a varios exfuncionarios de Sedatu, algunos responsables del desvío de dinero y otros no, pero de manera extraña nunca menciona a Lastiri, pese a que la ASF en sus investigaciones apuntó que el político poblano en su calidad de subsecretario es quien manejó directamente grandes presupuestos de muchos miles de millones de pesos.

La explicación a esa omisión es sencilla: Zebadúa y Lastiri, para bien o para mal en el combate a la corrupción, son quien traicionaron a Rosario Robles.

Y saben que esa condición o los puede salvar o solamente está retrasando su posible ingreso a prisión.

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