Dos fábricas boneteras de nombre San José, ubicadas en la colonia Bugambilias, de la ciudad de Puebla, esconden a sus empleados para evitar darlos de alta y que el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) se dé cuenta, señaló Alfredo Lozano, quien encabeza el comité promotor para la conformación de la Nueva Central de Trabajadores.
En entrevista con La Jornada de Oriente, indicó que estas operan en inmuebles que aparentan ser casa habitación, localizadas en la calle Girasoles, a la altura del número 17, cuyo dueño es Pedro Hasad; y otra en el 20, de esta se ostenta como propietario Abraham Taja.
Agregó que de los aproximadamente 50 trabajadores que tienen, solo están dados de alta alrededor de 15, lo cual consideró grave porque el contacto con la pelusa generada por la tela que manejan, puede afectar su salud y no tienen acceso al Seguro Social.
“Nosotros sabemos porque conocemos de los trabajadores, no están dados de alta en el Seguro Social. Cuando llega el visitador ¿qué sucede? Que los esconden, no los citan a trabajar ese día para que no se presenten y cuando está el visitador solamente cuenta y verifica quienes sí están registrados en el Seguro Social”, sostuvo.
El abogado apuntó que tanto el IMSS como la Secretaría del Trabajo han indicado no haber encontrado irregularidad hasta ahora en las visitas que han hecho
Sin embargo, la Nueva Central de Trabajadores está a la espera de que el Seguro Social sí actúe, pues de estos casos ya tiene conocimiento la delegada Aurora Treviño García.
Alfredo Lozano abundó que este tipo de casos son un problema añejó que enfrenta la clase trabajadora porque se les niega el derecho a la jubilación e incluso causa un problema de pobreza, cuando al final de la vida laboral no reciben lo necesario para subsistir.
En esa situación se encuentran miles de trabajadores de maquiladores, donde dijo las jornadas llegan a ser de hasta 12 horas o el caso de los conductores del transporte público.
Por otra parte, Alfredo Lozano indicó que impulsarán con diputados federales de Morena que los infartos sean considerados como riesgo de trabajo, ya que sostuvo son consecuencia del estrés al que están sometidos varios empleados.
“Cuando un trabajador muere por infarto nunca es indemnizado porque la familia conscientemente acepta que es normal. No es cierto, porque los infartos son consecuencia de, cuando un trabajador tiene una jornada en demasía en riesgo de trabajo acumulado y muere por un infarto pues es una enfermedad normal y nadie se mete a investigar esa causa porque no está legislado”, expuso.