“La economía mexicana… pese a todo continúa creciendo (sic)”
Enrique Peña Nieto. Davos Suiza.
Ya no sabemos a quién creerle: sí al encargado del Banco de México, Agustín Carsten, o a Luis Videgaray, secretario de Hacienda. El primero dijo en Davos lo siguiente: “Los países emergentes (México entre otros) deben estar preparados para una crisis potencialmente severa de consecuencias violentas”. En cambio Videgaray, casi al mismo tiempo, señaló con respecto a las sacudidas que ha sufrido la economía nacional: “El peso en poco tiempo (sic) pronto se fortalecerá”.
Viejo argumento de los distintas administraciones kakistocrátas mexicanas, que desde la instalación del modelo neoliberal en el territorio se han distinguido en ocultar las verdaderas causas de las distintas crisis económicas por las cuales ha atravesado el país; además de una perversa y negativa manipulación de las cifras –todos ellos hábiles en el manejo de las cifras– cuando “informan” de las posibles consecuencias de las “turbulencias financieras.”
La economía mexicana sigue padeciendo los antiguos problemas estructurales, que conforme con el paso de los años se han agudizan notoriamente; dentro esos problemas destacan los siguientes: la falta de una verdadera y auténtica política económica enfocándose principalmente a los sectores industrial y agrícola; inequidad tributaria (cuánto pagan realmente los sectores favorecidos ante esta exigencia) dicha situación provoca aumento en la desigualdad de los ingresos; carencia en la creación de empleos, unido a una justa remuneración de todos ellos; debilidad del mercado interno, ya que seguimos siendo el país más abierto a las negativas arbitrariedades de las empresas transnacionales, mismas que imponen sus condiciones para “incentivar” la inversión extranjera.
Ahora que el capital mundial ésta pasando por el peor panorama desde la caída de la economía gringa, allá por los años 2007/2008, la cual impactó a una buena cantidad de países –incluyendo el nuestro–, crisis que no fue reconocida por la nefasta dupla panista Calderón/Carsten, sino hasta el año 2009, con severas consecuencias para el país y sus habitantes.
Quienes manejan la economía en México, deben tomar los asuntos económico/financieros con mayor seriedad, dejar de hacer declaraciones temerarias como las señaladas arriba las cuales confunden; y no conducen a buen puerto a la otrora “economía de gran calado.” Las crisis económicas que están afectando a algunos países del cono sur (Brasil/Argentina), muestran los daños que están causando –aumento del desempleo, devaluación de sus monedas, entre otras–, lo cual debería ocuparlas en establecer una política anticíclica que evite los posibles impactos de las turbulencias e impacten, aún más, la ya de por sí vapuleada economía del “México que todos queremos.” Están aún a tiempo de evitar una debacle de consecuencias profundas para los habitantes del terruño.