Ya me vi en una delegación. Morenistas a la carga. No se habían dado los resultados del PREP y menos la contabilidad de los consejos distritales, pero militantes y simpatizantes de Morena ya estaban en las oficinas preguntando dónde o con quién dejan sus papeles.
La cultura política priista determina que los resultados electorales convierten al gobierno –municipal, estatal y federal– en una bolsa de trabajo. Lo que se mantiene en el imaginario de quienes afirman que “le ganaron al PRI y por tanto les toca”.
Esta práctica es común en Tlaxcala. Así ocurre con la transición de 1998 cuando los perredistas se convierten en funcionarios públicos. Y se agudiza cuando el PANismo se apropia del gobierno local y federal en 2004 y 2006.
Los líderes de los grupos y particularmente los seguidores de “la amiga del presidente Felipe Calderón” se agandallan las delegaciones federales. Y como ocurría en el PRI, todos son multichambas.
En la delegación de Sedesol se designa a un médico veterinario. Un abogado para educación. Para desarrollo territorial una diseñadora, etc., etc. Los morenistas celebran desayunos para dejarse ver como parte de las(os) “40 delegados”.
El triunfo se deja oler y junto a ellos se forman olas de seguidores. Si tu vas a la delegación equis, yo voy a la dirección zeta. Los morenos se sienten triunfadores no solo por el resultado de la elección, sino porque “ya me vi en una delegación”.
Quienes compitieron por Morena en la primera elección federal (2015) y local (2016) y perdieron, están convencidos de que llevan mano. Consideran que no hay mejor oportunidad para que Morena los reivindique.
En la reunión con senadores, diputados federales y diputados locales electos de Tlaxcala se informa que Lorena Cuéllar será la representante del gobierno federal bajo el título de coordinadora estatal de programas de desarrollo.
¡Lástima, Margarito Pérez de Zacatelco!, AMLO anuncia la desaparición de las delegaciones federales. Y Lorena Cuéllar les gana la partida y la candidatura para 2021.