Viernes, abril 26, 2024

Javier combate el fuego para sostener a su familia

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Francisco Javier afirma que es un gran compromiso preservar las áreas boscosas, pero al mismo tiempo también un gran riesgo para todo el personal, ejidatarios y voluntarios que combaten los incendios forestales
Francisco Javier afirma que es un gran compromiso preservar las áreas boscosas, pero al mismo tiempo también un gran riesgo para todo el personal, ejidatarios y voluntarios que combaten los incendios forestales

Para Francisco Javier García Huerta, jefe de brigada de la Comisión Nacional Forestal (Conafor) en Tlaxco, su trabajo en el combate de incendios no sólo es la forma de mantener a su familia, sino “una noble causa” a favor de los bosques.

Desde el 16 enero de 1991 a la fecha, este hombre se ha dedicado a esta especialidad.

Inició en lo que en ese entonces se llamaba Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos (SARH) y ahora se denomina Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa). Actualmente el área corresponde a la Conafor.

“En ese tiempo era trabajador de la SARH, con sueldo y contrato de cinco meses y medio. Hoy, ya son los 365 días del año”, refiere.

Para Francisco Javier, “es un gran compromiso” preservar las áreas boscosas, pero al mismo tiempo “también un gran riesgo” para todo el personal, ejidatarios y voluntarios.

“Las circunstancias de la vida me trajeron hasta acá –indica– y lo hacemos con mucho gusto, pues anteriormente me dedicaba al campo, a trabajar en empresas, pues es un andar por la vida; tenemos que ocuparnos donde se nos da oportunidad y aquí estamos”.

El combate a un incendio también está en función del tipo de terreno, pues en ocasiones es muy accidentado y ello implica “mucho riesgo”. Además del fuego, los vientos y una serie de factores que –resalta– debemos afrontar “para ir a preservar al medio ambiente”.

Lamenta que actualmente “ya no quedan muchos bosques y por eso hay que conservarlos”.

Francisco Javier está capacitado especialmente para el combate del fuego en las áreas forestales. Con frecuencia actualiza sus conocimientos tanto para salvaguardar la integridad física de brigadistas como las zonas forestales.

Reconoce el deterioro que ha sufrido el medio ambiente.

“Desafortunadamente se ha agravado. La temperatura se ha elevado y eso ha provocado que cada vez haya más incendios agresivos”.

Por su amplia experiencia, señala que el daño ha empeorado a partir de 1998.

Afirma que de 1991 a 1998 se logró conservar un estatus de temperatura, pues los incendios reportados tenían un rango similar.

“Pero de 1998 a la fecha son cada vez más frecuentes y más agresivos. El hombre contribuye mucho porque usamos el fuego sin control. Hacemos fogatas, quemamos linderos; no tenemos ningún cuidado y se dañan áreas arboladas”.

De ese año recuerda momentos “impresionantes”.

Francisco Javier cuenta que en el municipio de Emiliano Zapata hubo un combate. “Creo que habíamos como unas 600 o 700 personas y nos correteó el incendio. Es sorprendente que tengan que salir tantas personas a salvaguardarse, a ponerse a salvo del fuego que está sin control”.

“Eran unas llamas enormes, se quemaron bosques altos; las llamas eran como de 40 metros de altura. Fue una gran experiencia y una gran lástima observar eso. Inclusive hubo varios decesos en el estado de Puebla, por ahí cerca de Emiliano Zapata. Eran personas que acudieron a apagar el incendio; se volteó el viento y los acorraló a todos”.

“En ese tiempo, el entonces presidente de la República, Ernesto Zedillo vino a ver el desastre que había causado el fuego”, anota.

Como brigadista, Francisco Javier teme a un incendio.

“Es un sentimiento natural –dice–, pero es nuestro trabajo; la forma en que mantenemos a nuestra familia y es una noble causa, por lo que tenemos que vencer el miedo y acudir con toda la precaución que nos da el entendimiento y los conocimientos adquiridos en la capacitación”.

Cuando se presenta a un combate, en lo primero que se piensa es la forma en que va a sofocar el fuego.

“Cómo mantener la integridad física y atacar decisivamente, pero con seguridad”, abunda Francisco Javier en charla con La Jornada de Oriente.

“Es algo de mucho riesgo; muy difícil. Hay humo, hay fuego, entonces esto es agotador para el ser humano. Sin embargo, es algo que tenemos que hacer y con mucho gusto”.

Hasta ahora nunca ha pensado en retirarse de esta actividad peligrosa, a la que ha dedicado poco más de dos décadas.

“Pero –precisa– considero que más adelante sí hay que preverlo porque estamos siendo personas de más edad, la movilidad es menor y tendremos que dejar algún día de hacerlo, si es que la vida nos prestan”.

Opina que es necesario dar paso a los jóvenes; que ellos sean quienes se encarguen de hacer este digno trabajo. Por lo pronto, uno de sus hijos estudia una ingeniería en materia forestal.

Una vez que concluya su periodo en la Conafor, quiere dedicar su tiempo a la familia y “a buscar una actividad más relajada, sin tanto riesgo, para seguir contribuyendo al bienestar de los seres queridos y al desarrollo de este país”.

“El fuego debe ser usado con precaución; siempre ha estado ligado con el hombre y seguirá siendo así, lo único que tenemos que hacer es utilizarlo con mucha responsabilidad y suprimirlo en las zonas donde no se deba usar”, sugiere.

Le preocupa la falta de consciencia para cuidar los bosques y el agua, que son la vida. Dice que se avecinan tiempos difíciles por el crecimiento poblacional y una elevada contaminación generada por la irresponsabilidad del ser humano. “Nos afecta a todos”.

“Es una lástima el deterioro que hay. Cuando era niño teníamos un planeta más limpio y más sano”, lamenta el combatiente de incendios forestales.

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