Con un mes de retraso en su entrega por falta de recursos, desde hace unos días se restaura la antigua estación del ferrocarril que data de hace dos siglos y se ubica frente a la ex fábrica Patriotismo, la cual será la cuarta terminal del tren turístico Puebla-Cholula que debió ser inaugurada en septiembre pasado.
Obreros que rehabilitan el viejo edificio que se encuentra sobre la Avenida Esteban de Antuñano, afirmaron que la finalidad de esta terminal es que los ocupantes desciendan en este punto para visitar los cinco museos instalados al interior de la ex fábrica la Constancia Mexicana.
De acuerdo con el gobierno del estado, el Tren Turístico finalmente se pondrá en marcha en noviembre próximo, luego de librar una serie de conflictos sociales y legales contra el proyecto que pone en riesgo la estructura de la pirámide de Cholula.
Sin embargo, la administración de Rafael Moreno Valle admitió que el ambicioso proyecto será entregado a la comunidad sin las estaciones intermedias proyectadas a lo largo de los 17.4 kilómetros de trayecto.
En el caso de la terminal de Patriotismo, se pudo constatar que los obreros trabajan a marchas forzadas para concluir la rehabilitación del inmueble.
Además se observó que el entorno urbano aún no ha sido rehabilitado, el cual incluye áreas verdes y jardines, así como la limpieza del derecho de vía donde se supone el gobierno construiría una pista para trotar.
Incluso, el secretario de Infraestructura y Transportes, Diego Corona Cremean, anunció en agosto que el proyecto prevé la instalación de pistas para trotar a la par del trayecto del tren, a fin de mejorar la imagen urbana, pero tampoco se ha iniciado con esta obra.
En un recorrido por las tres principales terminales de Cholula, Puebla y la zona del mercado Hidalgo, se confirmó que todavía se construye el edificio que se encuentra frente a la zona arqueológica en San Pedro.
Esto ha generado la inconformidad entre los comerciantes de la zona que se quejan por el polvo y el cierre del acceso principal al principal atractivo de la localidad: la pirámide de Cholula, con el basamento más grande del mundo.
En la zona del mercado Hidalgo sucede lo mismo. Las calles que van a la par del trayecto del tren están en el total abandono, con charcos del tamaño de un automóvil.
La única que ha mostrado avances es la terminal del Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos, de donde parte el corto viaje en tren al “pueblo mágico” cholulteca.
En esta estación sólo falta afinar detalles, como el acceso de pasajeros en la calle 11 Norte ya está concluido, además de las bancas para los visitantes.
En Puebla lo que denota mayor atraso es el del mejoramiento del entorno urbano y a lo largo de la vía, por la cual el gobierno estatal erogará en total cerca de 110 millones de pesos.
Alemanes aseguran ser dueños del Tren Turístico
Hasta el momento, el gobierno del estado ha invertido cerca de mil 200 millones de pesos, que se han manejado en total opacidad, pues a un año que inició el proyecto se desconoce a precisión los montos económicos ejercidos en la compra por ejemplo de los vagones eléctricos a la empresa alemana Vossloh.
Sobre el vínculo el proyecto con el país alemán, llamó la atención que durante una plática suscitada con los trabajadores informaron que en la zona de Momoxpan y Manantiales, aún trabaja la máquina conocida como “Calzadora”, que se encarga de sustituir los durmientes de madera viejos para darle vida a los nuevos hechos de concreto.
Estos durmientes, junto con las vigas de madera de las estaciones antiguas, se concentran en la estación de Patriotismo, como se observa a simple vista.
La semana pasada, los obreros contaron que a esta estación llegó un grupo de alemanes, que se ostentó como trabajadores de la planta armadora de automóviles Audi, arguyendo que esta empresa había aportado recursos al proyecto del Tren Turístico y que por esta razón eran dueños de las vigas y durmientes.
Sin embargo, comentaron que se negaron a entregar las piezas antiguas, bajo el pretexto que no tienen autorizada dicha acción.
Incluso, manifestaron que respondieron a los alemanes que sólo se podrían llevar las vigas si firmaban un documento y se dejaban tomar fotografías, para que pudieran documentar el traslado de las piezas.
Finalmente, sin lograr su cometido, el grupo de extranjeros se fue de la estación de Patriotismo.