La explosión en una planta petroquímica en el estado de Veracruz es otra de las facetas que presenta la guerra, que el gobierno, lacayo de los grandes capitales y los personeros de el gran capital, han emprendido contra el pueblo de México desde hace más de treinta años. Guerra que se agudiza en la medida en que los organismos y empresas privatizables, se han venido reduciendo.
Ya se ha visto como el salario real se ha reducido en favor de la ganancia, cómo se pretende reducir el monto de las jubilaciones y alargar la edad de retiro, todo para aumentar la riqueza de los pocos ricos muy ricos a costillas de los pobres, ¡al fin que ya están acostumbrados a no comer! Y en todo caso que les echen más agua a los frijoles.
Pero la sed de ganancia es insaciable, los capitalistas y los políticos no tienen llenadera: en un país donde “la vida no vale nada”, para el gran capital resulta más barato ahorrar en medidas de seguridad, bajar los costos de producción y aumentar la ganancia. Al fin que mexicanos pobres con necesidad de trabajar hay muchos y ni al patrón ni al gobierno les cuestan nada y el “charro” se hace de la vista gorda.
Igual ocurre con el medio ambiente: Limpiar las corrientes de desecho, o modificar los procesos para eliminar contaminantes implica aumentos en la inversión y gastos adicionales, mientras que ¡contaminar es gratis! La contaminación es otro atentado contra el medio ambiente, y también de manera directa contra la población.
Por bajar los costos de producción se les carga la mano a los trabajadores, a la población y a la naturaleza, como sucedió en Sonora y ahora en Veracruz.
En el caso de la contaminación por sulfato de cobre de los ríos de Sonora producida por la negligencia criminal de Industrial Minera México, la ingesta de metales pesados atenta contra la salud de todos los seres vivos que beben, viven o están en contacto con el agua contaminada y la contaminación ha alcanzado los mantos freáticos que surten a las poblaciones aledañas, por lo que los daños y las consecuencias a futuro son incalculables.
El caso de la planta de “Clorados III” de Pajaritos, la negligencia criminal en cuanto a las medidas de seguridad en la operación constituye también un grave atentado contra los trabajadores, contra las poblaciones cercanas y contra la naturaleza.
Como siempre, para mantener la impunidad de los ricos criminales, los medios de comunicación no difunden la gravedad del suceso y todo lo centran en el aspecto puntual “ya van 42 muertos… hay 145 lesionados…” y lo mandan a la nota roja.
Nada se dice de las consecuencias: el costo en vidas y en salud de los trabajadores y los daños al medio ambiente no pueden medirse en pesos, no son cuestiones monetarias: los daños son invaluables.
En Clorados III se producía cloruro de vinilo, materia prima para el PVC, plástico empleado en la fabricación de tubos, botellas, muñecas y más. La explosión desparramó por el ambiente grandes cantidades del cloruro de vinilo, el cual es un compuesto de muy elevada toxicidad y altamente cancerígeno. Ya desde los años 60 del siglo pasado se presentaron múltiples casos de cáncer de hígado entre los trabajadores de la industria vinculada a su producción. Así que, de nueva cuenta la salud de los trabajadores y de las poblaciones cercanas enfrenta un futuro con amenaza de graves daños.
Como se ve las “reformas” para mover a México han llevado al país a una situación en la que las ganancias se privatizan mientras que los daños y las pérdidas se socializan. Tal es la política de entrega de las empresas estatales a los particulares: las autopistas, los ingenios y ahora Pemex son explotadas hasta el agotamiento. Cuando se hace necesario invertir para mantenerlas en funcionamiento, los patrones la devuelven a sus cómplices políticos para que las rescaten. Rescate que se paga con los impuestos, es decir con parte del trabajo de todos los trabajadores del país.
Así pues la presión, la guerra no declarada, pero cruel y vigente, de la tercia infernal del charro, gobierno y patrón, contra los trabajadores, los pobres y la naturaleza sigue aumentando.
Temerosos de que se pueda llegar al límite del aguante popular, los explotadores intentan curarse en salud y aunque desde la época de Calderón se vive en un ambiente de guerra y en muchos lugares en un verdadero estado de sitio, ya las cámaras traman modificar el Artículo 29 Constitucional para “legalizar” la suspensión de garantías, la violación cotidiana de los derechos humanos que se vive en los hechos y darle fuerza a la dictadura presidencialista para reprimir “legalmente”.
No es posible permanecer impasibles: los defensores del territorio y de la madre tierra en Jalisco, Michoacán, Guerrero, Oaxaca, La Sierra norte de Puebla, Chiapas, Baja California y otros rincones de México han mostrado el camino.
CASA DE LOS PUEBLOS- MÉXICO, Revista Comunera, Periódico El Zenzontle
Como parte de la Jornada hacia el Segundo Encuentro Internacional de Resistencias Populares de América Latina y el Caribe en noviembre de este año, Invitamos a la mesa de intercambio de experiencias
RESPUESTAS DE TRABAJADORES
A LA DESTRUCCIÓN DE DERECHOS SOCIALES
Que expondrán trabajadores de Pemex, Silvia Ramos; del IMSS, María Luisa López y del magisterio democrático Sección 7 de Chiapas, Manuel Aguilar; además de los comentarios a esas experiencias del Dr. Gustavo Leal, así cómo de la valoración y debate de los asistentes.
Miércoles 11 de mayo de 16:30 a 20:30 horas.
Local Sindical del SITUAM en Av. Tlalpan núm. 1036, Col. Nativitas, cerca a la estación del metro Nativitas
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