El pasado domingo 8 de enero de este 2017, tuve la fortuna de acudir a un concierto, invitado por la pianista y chelista Evangelina Martínez Camarillo, quien me tomó por sorpresa al decirme que se presentaría el trío orgullosamente poblano, denominado Mabarak, en honor al músico mexicano Carlos Jiménez Mabarak (1916–1994), quien fue un compositor que recuerdo particularmente con agrado por haber creado la hermosa “Fanfarria Olímpica”, que fue el tema de los juegos deportivos llevados a cabo en México durante el año de 1968 (1).
Ya antes, allá por 2012, escuché al trío con otros intérpretes y me atreví a publicar un comentario en este mismo diario (2).
El concierto se llevó a cabo en la Sala Sinfónica del Complejo Cultural de la Universidad Autónoma de Puebla (UAP), a las 5 de la tarde. Debido a la amistad que tengo con la maestra Evangelina, no me es posible plantear una crítica imparcial hablando en términos estrictamente musicales, pues en primer lugar, no soy músico. Por otro lado, es tanto el aprecio que le tengo y que ha crecido con los años de conocernos, que mi visión se transforma en un sentimiento de afecto que no permite de ninguna manera algo negativo. Pero sí puedo expresar con libertad, el poderoso efecto que tiene la música de cámara en mi persona y sobre todo lo que pude observar en una sala llena, con personas que tuvieron la mística experiencia de sentir cómo en solamente tres instrumentos para ejecutar sonidos, puede caber tanta música.
Las complicaciones que se circunscriben a la forma musical de trío van más allá de lo que podemos imaginar. La necesidad de coordinar tres instrumentos que en forma vinculada, deben ejecutar una obra, pero al mismo tiempo conjuntarse, implica un proceso neurológico y físico excepcional. Los sentidos en los intérpretes deben estar alertas y atentos. No pueden darse condiciones de distracción, pues una equivocación en solo uno de los ejecutantes, tiene una repercusión en los demás. Esto genera una tensión que dificulta poderosamente la calidad interpretativa de una obra musical. Si a esto le agregamos la forma en la que los músicos deben llevar a cabo una confluencia de sonidos y en ocasiones un contraste, nos referimos a una actividad muy complicada que explica el por qué en general, hay pocos tríos de piano, violín y violonchelo en comparación con otros conjuntos musicales.
Con un violín ejecutado por Alberto Grajales; al violoncello, Jeanett Rodríguez y, finalmente, al piano Evangelina Martínez, los poblanos podemos sentirnos orgullosos de contar con un muy buen trío de música académica, que este domingo propuso como programa, una serie de obras que brindaron una experiencia acústica bastante equilibrada. En primer término escuchamos el Trío en Do Mayor, Número 39, de Franz Joseph Haydn, (1732–809), que en su momento, la gente de la época en la que se estrenó, lo apodó “Gitano” por la alegría de su tercer movimiento. Posteriormente, con un bonito arreglo para el trío por el maestro Alfredo Ibarra, nos sorprendimos con una muy buena interpretación del Vals Número 2, de la Suite para orquesta variada, compuesta en 1956 por el ruso Dmitri Dmítrievich Shostakóvich (1906–1975). Luego pudimos percibir el sonido americano con el hermoso Invierno Porteño, de las Estaciones Porteñas, obra del autor argentino Astor Pantaleón Piazzolla (1921–1992), que en forma de tango le impuso a la tarde un ambiente de sano regocijo; para terminar con el hermoso y muy complicado Trío Número 1 en Re menor Op. 49, de Jakob Ludwig Felix Mendelssohn Bartholdy (1809–1847). Ante lo prolongado de las ovaciones se nos ofrecieron dos obras como encore: Adiós nonino, de Astor Piazzolla, y una bella adaptación del aria Mon cœur s’ouvre à ta voix, de la ópera Sansón y Dalila del francés Charles Camille Saint–Saëns (1835–1921).
Vale la pena escuchar al trío, situación que afortunadamente podremos disfrutar el día 31 de enero en la Sala Manuel M. Ponce del Conservatorio de música, a las 18 horas, pues se festeja el centésimo Aniversario del Benemérito Conservatorio de Música del Estado de Puebla con un Concierto Conmemorativo. Realmente valdrá mucho la pena ir y constatar el enorme esfuerzo de estos músicos que elevan nuestro orgullo de ser poblanos, a través de una música que en su ejecución, nos transporta a esferas de placer indescifrables e indescriptibles.
- Fanfarria Olímpica: https://www.youtube.com/watch?v=KbnZpuQXCDA
- http://www.lajornadadeoriente. com.mx/noticia/puebla/eltriomabarak_id_9267.html
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