La Comisión de Presupuesto y Crédito Público del Congreso local avaló por unanimidad de votos un crédito de 300 millones de pesos que contratará el gobierno estatal para subsanar los daños que provocaron las “lluvias severas” de septiembre, sin conocer la tasa de interés ni las listas de obras que se apoyarán con esos recursos. El dictamen se turnará este día al pleno, donde será ratificado.
Tal vez el calificativo puede resultar exagerado y hasta ofensivo, pero el comportamiento que han tenido los diputados de la LVIII –con honrosas excepciones– es tan vergonzante que resulta abyecto.
La representación popular que obtuvieron mediante el voto o la vía plurinominal la han perdido en los hechos, pues estas personas se comportan como caja de resonancia y en muchos casos operadores y empleados de los deseos del gobernador Rafael Moreno Valle.
Peor que los tiempos en que gobernaba el Partido Revolucionario Institucional, los legisladores de esta primera mitad del trienio, quienes en campaña prometieron un equilibrio de poderes –lo mismo que el titular del Poder Ejecutivo– han asumido la cómoda posición de la sumisión, faltando a la más elemental dignidad política.
Habrá que revisar si estos diputados han incurrido ya, sistemáticamente, en algún tipo de falta o delito por no cumplir con su obligación de ser contrapeso al gobierno estatal y su vigilante. Por lo pronto son corresponsables o tal vez los principales responsables de un estado de riesgo para las finanzas y el futuro económico de la entidad.