Foros van y foros vienen. Desde hace 32 años, me consta, ha habido mucha información en referencia a la lucha por el respeto a los derechos humanos (DDHH) de la comunidad LGBTTTIQ. Ahora su lucha es legítima, en el sentido de que son estas mismas personas quienes la gestionan y no personas ajenas a esta comunidad.
Hace 32 años no fue así: un grupo de funcionarios municipales liderados por el entonces síndico municipal: Dr. Alejandro Antonio Carcaño Martínez, (DEP) nos avocamos a conocer e investigar el fenómeno social de lo que se llamaba prostitución –ahora es trabajo sexual–. Entonces el gobierno municipal se ocupó de atender lo más vivible: mujeres y hombres heterosexuales y de preferencia homosexual (así se nombraba) que se dedicaban al sexo servicio. Las diferencias entre lésbico, gay, bisexual, transexual, transgénero, travesti e intersexual las fuimos detectando según conocíamos sus historias de vida, pero no se nombraban en un solo concepto que las englobara.
Recuerdo muy bien, en ese contexto, cuando un grupo de cerca de 50 personas realizaron el Primer Foro de Demandas de las Personas dedicadas a la Prostitución, hace 25 años. El ayuntamiento de Puebla apoyó para que las mismas personas que ahora se conocen como “mujeres trans” hablaran de frente a la sociedad poblana en el Centro Cultural Poblano, Antigua Penitenciaría de San Javier. El auditorio se llenó. Había gran curiosidad y expectación de lo que dirían de sí mismas y de su grupo. También el cómo lo expresarían, ya que esa comunidad carecía, como hasta ahora, de educación básica.
Como directora de ese programa municipal, me apliqué a: 1º. Que ellas mismas dijeran con sus propias palabras lo que sentían y lo que querían, y con sus frases y la misma estructura de su lenguaje, hice un discurso cubriendo todos los puntos que ellas querían señalar a los poblanos; 2º. Vimos cuántos temas eran, y ellas mismas eligieron quiénes serían las que hablaran ante el público y desde luego, su vestimenta, y 3º. Se pusieron a practicar incansablemente para ser dignas oradoras y representantes de su comunidad. ¡Fue todo un éxito!
Eso tiene casi 30 años. Ahora algunas de ellas son representantes de su comunidad ante la Organización de Naciones Unidas (ONU). Otras tienen sus organismos (Grupo Transgénero Puebla, No Dejarse es Incluirse, A.C., etcétera) otras giran en torno a grupos compactos organizados de manera particular, y todas participan en foros locales, nacionales e internacionales y han logrado interesar y sumar a muchas personas en su lucha y las demandas siguen siendo las mismas.
Lo que es sumamente decepcionante y profundamente triste, es que el programa que inició hace 32 años, un 7 de abril de 1986 por parte del ayuntamiento, no tiene ningún registro oficial de sus acciones y resultados en el Archivo municipal, cuando fue un programa creado, ejecutado y cacareado dentro de diferentes administraciones. Sólo hay registros de finales del siglo XIX. Nada del XX y menos del XXI. Tanta abulia y apatía por parte de las autoridades municipales de estos últimos 32 años, nos lleva a un terreno infértil: Nosotros hicimos historia al ser el primer ayuntamiento en México que implementaba un programa de tal envergadura; con nuestras acciones y resultados nos adelantamos a la creación de la Comisión Nacional de los DDHH, (CNDH), y a la Comisión Nacional Contra el SIDA, (Conasida) y nada, nada, nada ha quedado más que en la memoria periodística de esa Puebla por lo escandaloso del tema… Y en nuestra memoria, quienes lo organizamos, lo llevamos a cabo, lo vivimos y lo triunfamos y que estamos para contarlo.