Fuera de aquí el corazón
Late sus horarios sin pelear, rindiendo,
Cansado caballo que duerme jalando su carreta
Insomne trabajador que se fletea frente al espejo
Apasionado como monja en clausura y ama al dios o al becerro
Y trabaja para rendir y rendirse
No es que las rodillas estén más cerca del suelo
Que del cielo,
Es que en ellas empieza y acaba la santificada flexibilidad del trabajo
Y a todo esto ¿no podrían estos versos entorpecer
El cansancio, la abulia, la utilidad, la quimérica libertad de un smartphone?
¿Podrían nuestras rodillas quebrar los testículos del sistema?
Ah la imaginación tirapiedras
Ah el arte de la desobediencia que hiende el muro
Ah el amor a lo común y lo sencillo que es lo otro
Rompe la soledad del alienado: rompe el verso del iluso:
Da a cada quien según sus necesidades
Y ama con nuestras enteras capacidades e insuficiencias.