OPACO Y ANTIDEMOCRÁTICO

Esta casa editorial solicitó ayer al Instituto Nacional Electoral (INE) una entrevista con alguno de sus funcionarios para dar respuesta al reporte publicado la víspera, en el que se expresan las dudas y temores de los representantes de los partidos políticos por la forma negligente en que se les está fiscalizando.

El organismo negó la entrevista y en su lugar envió una carta llena de lugares comunes que se puede leer en la presente edición.

INE se vuelve a exhibir como una institución que lejos de practicar los valores democráticos que, se supone, le dieron vida –como la apertura, el diálogo, la transparencia y la legalidad- recurre a artimañas propias de organizaciones amañadas, como los partidos políticos.

En el caso de la representación local del Instituto, no es difícil asegurar que la mayoría de sus miembros están contagiados por el talante morenovallista que le dio identidad al sexenio anterior, una conducta política patrimonialista, autoritaria, antidemocrática, opaca, abusiva, represora y, en resumen, contraria a cualquier espíritu republicano o de institución democrática.

Es así que el INE aporta por su cuenta propia razones suficientes para sembrar la desconfianza, la incertidumbre y hasta el repudio social, porque la ciudadanía no encuentra en ese organismo fondeado con recursos públicos a la institución que debería velar por la certidumbre.