Viernes, abril 26, 2024

El colmo

Destacamos

Lo del Puebla en el Omnilife fue francamente patético. Cardozo planteó su partido sobre las bases acostumbradas: vamos a cubrirnos lo mejor posible atrás y a procurar encontrar petróleo en algún contragolpe aislado, alguna pelota a tierra, en fin. Sensato, obró como quien reconoce las limitaciones de su equipo –muchas: en la defensa, en medio y adelante–, y se encontró con un primer tiempo soñado: dos disparos al portal de Cota y dos goles (González a los 25’, de contragolpe, y Dueñas a los 32’, rematando un tiro de esquina). El plan funcionaba, pese al aparente dominio chiva. Firmeza camotera, atolondramiento rayado, 0–2 y descanso.

Del resto más vale olvidarse. Porque todo lo que el Puebla hizo y dejó de hacer en el segundo tiempo anunciaba el desastre. Carlos Fierro, que luego sería nuestra pesadilla al encontrar vía libre por el ala derecha, puso el balón que Pulido, en gran maniobra, aprovechó para acercar al chiverío (54’). En el Puebla, el desconcierto colectivo crecía. Y los desaciertos individuales, ejemplificados por el autogol de Centurión al enésimo servicio de Fierro (74’), cuando ya llovía cuero sobre el área poblana desde todos los ángulos, incluido algún tiro al poste. No amainó el acoso ni siquiera cuando el Rebaño se vio en inferioridad numérica –10 minutos, entre la expulsión del Gallo Vázquez por una ingenua mano y la segunda amarilla que a lo tonto se ganó Adrián Cortés inmediatamente antes del autogol. Y un final para morirse, con Campestrini dejándose sorprender como un novicio por Fierro, obsequio final de un Puebla desastroso, que amenaza con regalarnos un cierre de torneo rico en taquicardias y sofocones.

Menos mal que los otros participantes en la carrera de tortugas por el descenso tampoco dan una: tanto el supercolero Veracruz como el hermano chiapaneco de la franja se comieron cuatro goles el sábado. Y solamente el Morelia, en su visita a México, pudo rescatar un punto, rifado a última hora por el magnánimo Cruz Azul.

Reflexiones y recuerdos. En esta vida todo tiene su tiempo. El de Ricardo La Volpe DT está tocando a su fin y él lo sabe, sus jugadores seguramente lo saben y su tocayo Peláez, el director deportivo del América, también lo sabe. No es que La Volpe –con poco ya de aquel lavolpismo que era un alegre juego de toque y ataque– haya dejado de ser un DT competente. De los mejores que hay en México. Pero su ciclo a punto está de terminar. Si el torneo anterior casi lo gana (el rigor su América lo mereció más que Tigres, que tuvo que contar con una doble ayuda sin relación con su futbol: del árbitro y de la suerte), el actual sólo les ha traído a él y a su plantel un cúmulo de contrariedades; las lesiones se les han acumularon, los resultados han sido adversos, hasta un jugador suspendido por un año tienen ahora. La Volpe sabe que, en tales condiciones, simplemente calificar a la liguilla sería un logro inesperado. Y hombre inteligente como es, ha optado por lo más sensato: bajar su perfil y el de su equipo, para lo cual decidió allanarles el debut a unas cuantas perlas de la olvidada cantera azulcrema –Edson Álvarez, el Niño Láinez. Y hablar poco, casi nada. Como poco habló el viernes en el estadio Caliente tras ese horroroso 0–0 con los Xolos que comanda, precisamente, Miguel Herrera.

Mientras tanto, que la prensa especule con la vuelta del Piojo mientras Peláez no niega ni afirma sino todo lo contrario. En todo caso, nadie se atrevería ahora mismo a apostar un céntimo por la permanencia del bigotón al frente de la escuadra de Coapa más allá del presente torneo. Y todos sabemos que costará mucho trabajo que otro club se interese por el entrenador que mejor ha hecho jugar al Tri en el presente siglo. Y a unos cuantos equipos más.

Hablando de equipos liguilleros. Entre las cosas que Ricardo Peláez declaró durante la semana está eso de que “para el América sería un orgullo calificarse para una liguilla más, que sería la número once en forma consecutiva”. Por un lado, se pone la calificación –y se las pone a La Volpe y a su menguado plantel– como una meta no sólo deseable sino también suficiente: tal como están las cosas, parece decir, con llegar hasta ahí, a la simple calificación, nos conformamos. Y es, además, una buena manera de quitarles presión tanto al director técnico como a sus dirigidos.

Pero su argumentación me llevó instantáneamente al Puebla. No a éste que lleva lo que lleva sin oler una liguilla. Sino a aquel otro que, entre 1984 y 1992 –es decir, ocho torneos largos y dos cortos (México 86 y Prode 86, organizados así por ser el año del mundial México 86)– no faltó a ninguna liguilla. ¿El Puebla, el Puebla de la franja? El mismo, sí. Pero, insisto, no este Puebla al garete, minuciosamente hundido por una sucesión de directivas negligentes e ineptas compitiendo entre sí por ser la peor de todas, sino el histórico equipo que representó a una ciudad señera y a su afición en tiempos mejores. En ese lapso, la Franja salió campeón de liga en 1989–90 –liga larga, no minitorneo–, ganó el título de Copa dos veces, en 1988 y en 1990 –cuando la Copa también era bastante más que este desfiguro de ahora–, se coronó campeonísimo el útimo de los años mencionados –cosa que sólo otros cuatro equipos mexicanos han conseguido en la historia–, y quedó subcampeón nacional en 1991–92, luego de ser superlíder de otra liga larga en 1988–89.

Así se la gastaba el Puebla antes de que Televisa interfiriera en su camino y el caos directivo lo alcanzara. Ah, y si no llega a dormirse en sus laureles de campeón absoluto de la liga de 1982–83, estaríamos hablando de 11 años calificándose a todas las liguillas habidas y por haber. ¡Cómo no va uno a añorar a ese Puebla, y cómo no lamentar esta decadencia que dura ya cinco opacos lustros, incluyó dos descensos y lleva todo ese tiempo arrastrando por el fango de la mediocridad una camiseta clásica!

Sentimiento de añoranza reforzado por papelones como el del sábado en el Omnilife.

GP de China. Una carrera de las que ponen a prueba a los verdaderos campeones y este podio para resumirla: Hamilton, Vettel y Vertshapen. Engañosamente, el británico de la Mercedes la dominó de punta a punta, marcándose incluso un grand slam (pole, vuelta rápida y victoria), pero el germano, obstaculizado en el momento clave por un auto de seguridad inoportuno, demostró que su Ferrari está para pelear el campeonato, y el joven holandés dio una exhibición de agresividad y sangre fría combinadas –y no tiene más que 19 añitos– al escalar hasta el tercer lugar cuando había arrancado en el cajón 17 (¡Sólo en la primera vuelta rebasó a nueve!). Incluso –hablando de campeones– Fernando Alonso ofreció, antes de que su McLaren lo dejara tirado, una breve pero memorable demostración de su preterido talento al mantenerse sexto durante tres giros, lidiando magistralmente con el asedio del finés Bottas, el segundo de Mercedes, que al final no pasó de ese heredado sexto puesto. De modo que, aunque incuestionable, la primera victoria de Lewis Hamilton, que iguala en el liderato a Sebastian Vettel, seguramente habría sido mucho menos placentera si sus acompañantes en el podio no hubiesen topado con tantas circunstancias desfavorables. Verdadera prueba de talento impulsado por la casta que ambos –Vettel y Vertshapen– superaron admirablemente.

En cuanto a escudería, la gran sorpresa sigue siendo Ferrari, que viniendo prácticamente de la nada está resultando un adversario a la altura de Mercedes, algo que la F1 estaba pidiendo a gritos desde hace más de un lustro. Y eso que Raikkonen no estuvo a la altura. También Red Bull confirmó su buen momento, entrando sus pilotos –Versthapen y Ricciardo– en tercero y cuarto lugares. Y para ser un equipo de segunda línea, Force India no lo está haciendo nada mal: noveno el Checo Pérez y décimo su coequipero, el debutante galo Esteban Ocón. El tapatío mantiene un perfil bajo, pero técnicamente estuvo impecable.

Total, un GP el de China que empezó con lluvia y terminó en seco –otra prueba de pericia para ponerle sabor al caldo–, y al final abundó en hechos y detalles para el recuerdo.

Ultimas

Indígenas de Brasil marchan por sus derechos a tierras

Brasilia. - Miles de indígenas marcharon este jueves en Brasilia (capital brasileña) para reclamar al gobierno que reconozca oficialmente...
- Anuncios -
- Anuncios -