Un Estado más esbelto. Es resultado de reformas que el Poder Ejecutivo emprende en los tres poderes y en el cuarto nivel de gobierno. La intención fue liberar recursos que se destinaban al gasto corriente para aplicarlos en obras y servicios públicos. La ciudadanía tiene la palabra para juzgar si se cumplió el objetivo.
La intervención en el Tribunal Superior de Justicia del Estado se produce porque eran más los integrantes que los casos que atienden. De 14 magistrados fue ajustada a nueve integrantes y después a siete. Sin embargo, las reformas federales volverán a ampliarlo.
La reducción se hace en la estructura y organización. No se toca el financiamiento, ya que se queda con el mismo presupuesto con el que operaba antes del cambio. El Senado determina la creación de un Tribunal Electoral local, y los tribunales laborales pasarán a formar parte del mismo. La reforma no concluye.
En el Poder Legislativo ocurre una situación similar, se cuenta con 19 diputados uninominales y 13 plurinominales: La representación recae en menos de 40 mil habitantes por legislador. Esto determina la propuesta de su disminución a 25 integrantes.
La soberanía, producto de la reforma, y la elección de junio de 2016 lo dejó con 15 diputados electos por el principio de mayoría y 10 por el principio de representación proporcional. Casi todos los partidos políticos tuvieron cabida.
Tlaxcala reconoce un cuarto nivel de gobierno. Los ediles se quejan de que los pueblos los hacen a un lado junto al síndico y regidores. La iniciativa era no reconocerles la categoría de ediles, pero el legislador opta por quitarles el voto.
A esta reforma habría que agregar otras, particularmente la de Pensiones Civiles del estado, pero todas en conjunto tienen que evaluarse para conocer si efectivamente un Estado más esbelto impacta en el mejoramiento de las obras y servicios públicos que recibe el ciudadano.