Tlaxcala. La capital que el PAN no pudo transformar. La inexperiencia hace que la esperanza se pierda en tres años. La primera alternancia no dura más que un periodo. En consecuencia el progreso sólo alcanza para la paz de los sepulcros.
La propuesta de los albiazules se basó en dos categorías: prosperidad y felicidad. El horizonte fue “Transformar a Tlaxcala en un municipio ordenado, limpio, con seguridad pública, bienestar y prosperidad económica y social”.
La percepción de la población es que a los albiazules les quedó grande la silla. La supuesta experiencia con que arribaron fue una ilusión. Parece que el edil poco aprendió como diputado local, diputado federal y secretario de Gobierno.
Su votación cayó a 6 mil 264 ciudadanos. El PRI les dobló la votación (13 mil 57 votos) con lo que tuvieron que devolver la capital. Esta vez para un periodo de cuatro años y ocho meses. Nadie quiso saber más de los albiazules.
El gobierno terminó con las “expectativas y aspiraciones”, ya que los capitalinos no alcanzaron la felicidad prometida, al contrario parece que cada día que pasa afloran más problemas a los que solo se les dio una mano de gato.
El edil capitalino consideró que el trabajo realizado le permitiría convertirse en candidato de su partido a gobernador. Ante las dificultades encontradas entre sus compañeros probablemente se pensó como opción alternativa del PRI. El mismo partido al que se subordinó en 2004.
Dos de las obras emblemáticas se cayeron. El drenaje pluvial no pudo evitar la enésima inundación del centro de la capital. Mientras que se ha ordenado demoler el polideportivo. Tlaxcala. La capital que el PAN no pudo transformar.
El PRI tiene la oportunidad de construir un nuevo horizonte. En primer lugar porque quien llega tiene experiencia. No puede jugar con la capital como lo hicieron los panistas. Debe elaborar una propuesta de cambio verdadero. En conclusión, la capital no puede seguir con arreglos cosméticos.