El cuerpo del sacerdote Alejo Nabor Jiménez Juárez fue velado este martes en la capilla ocho del velatorio Valle de los Ángeles y al filo de las dos de la tarde será trasladado al panteón con el mismo nombre.
En el lugar lo acompañaron sus familiares y seguidores de la ciudad de Poza Rica quienes anunciaron una movilización para el próximo lunes a las 17 horas en aquel municipio veracruzano para exigir justicia por el asesinato del padre.
“No es justo que esto siga pasando. Se los llevan, los desaparecen y luego los encontramos muertos. Esto no puede seguir pasando”, dijo una mujer que invitó a la convocatoria para el día 26 del presente mes.
Al interior de la capilla decenas de personas, en su mayoría mujeres, lloraban por el religioso asesinado. En la parte inferior del féretro se colocó una foto del cura a donde la gente pasaba a despedirse, del lado izquierdo permaneció colgada su sotana morada y al lado derecho del cuerpo del padre estaba una mujer con el rostro tapado con una de las estolas que utilizaba para celebrar misa.
Los presentes guardaron la mayor discreción posible y evitaban dar cualquier tipo de información pues se mostraron molestos por la versión que difundió el fiscal general del Veracruz, Luis Ángel Bravo Contreras, quien informó que el sacerdote católico y el sacristán que fueron asesinados el lunes en Poza Rica conocían a sus victimarios y convivieron con ellos antes de la agresión, como lo informó este miércoles en su versión impresa el diario La Jornada.
El religioso de 50 años de edad, originario del municipio de Tehuacán y su acompañante, José Alfredo Suárez de la Cruz, fueron hallados sin vida la mañana del lunes en el paraje conocido como “La Curva del Diablo”, en el municipio de Poza Rica.