Viernes, abril 26, 2024

Contar historias hace iguales a todos los pueblos, coinciden narradores orales

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Para mí las historias son una: la primera salió como una fuente y cruzó las fronteras, cambiando de significado y de expresiones en cada territorio; por eso, los cuentos son anónimos y para todos, y por lo tanto hay similitudes entre ellos, confió el narrador africano Franck Moncherit Makouangou.

Para el juglar contemporáneo originario de la República del Congo es seguro que hay un cuento primigenio que comenzó en algún sitio y viajó nutrido de la habilidad del hombre para narrar, y complementado con algo de ficción y con los propios caprichos del narrador.

“En África los cuentos eran para solucionar problemas y había personas especiales para contarlos. Las historias no se decían claramente pues se contaban cuentos con personajes que representaban a las personas. Por ello, yo represento la narración oral de mi pueblo que habla de realidades y se nutre de mis propios caprichos”, dijo Moncherit Makouangou.

Durante una entrevista expuso que contar historias lleva a imaginar y todo ayuda: lo mismo la palabra, los movimientos, los gestos del narrador. En su caso, como herramientas, utiliza una muñeca de tez morena que refiere a la Madre África, “quien ha dado vida al país, a la cultura” de su país; asimismo, echa mano de gestos y expresiones corporales para hacerse comprender.

Incluso, el cuentero considera que la narración oral, más que ser opuesta al tipo de comunicación que se da a través de la red y los teléfonos móviles, surge del mismo camino. “Narramos todos los días: cuando usamos el teléfono lo hacemos sin darnos cuenta. Los tiempos son diferentes pero estamos conectados. Lo que pasa ahora, quizá en unos años será un cuento que será narrado”.

En ese sentido, la narradora de origen brasileño radicada en Reino Unido, Ana María Lines, coincidió en que en “los cuentos todos los hombres somos iguales porque en la narración oral hay puentes fuertes que permiten estrechar relaciones”.

Añadió que en este “momento de retroceso social”, ante la globalización y el consumismo, el acto de contar permite “reconocernos en el otro”, algo que es fundamental. “Contar cuentos tiene algo de revolucionario y fascinante, nos lleva a nuestra identidad y a su fortalecimiento”.

A su vez, Ángela Zignago, cuenta cuentos de Perú, señaló que las historias tienen resonancia en las escuchas porque todos los “hombres tienen los mismos dilemas humanos, sus emociones y aflicciones son parecidas”

Así, los cuentos que aluden a temas humanos y por eso los hacen comunes: un cuento que viene de África le puede resonar a alguien que viene de otro lugar.

“Contar un cuento es como una reunión, como hacer comunidad, como trabajar en colectivo o hacer la asamblea que se hace para platicar e intercambiar informaciones que no están cernidas, digeridas y pasteurizadas”, mencionó la narradora peruana.

Franck Moncherit Makouangou, Ana María Lines y Ángela Zignago son tres de los narradores que durante esta semana participarán en la novena edición del Festival Internacional de Narración Oral Cuéntalee, que reunirá además a cuenta cuentos oriundos de Argentina, Colombia, Panamá y México, quienes recorrerán varios espacios de la ciudad y del estado para contar relatos, mitos, leyendas e historias.

Desde su gestación en la Ciudad de México hace 27 años, los nueve años en Puebla y las tres ediciones que ya se cuentan en Jalisco, el encuentro dirigido por Armando Trejo celebra las voces de la oralidad y la literatura.

Luego de la inauguración que se realizó ayer lunes 25 de julio en la Biblioteca Palafoxiana, el festival Cuéntalee recorrerá los municipios de Cuautlancingo, San Martín Texmelucan, Tepeaca, Coronango, Cuapiaxtla, Teteles de Ávila Castillo, Atempan, Hueyapan, Teziutlán, Chignautla, Tlatlauquitepec, Cuautinchán y Acajete.

 

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