Mirar a detalle un Magritte o un Picasso, detenerse para ver sus colores y texturas, acercase lo suficiente y detenerse por la cinta pegada al piso a unos 50 centímetros de distancia, el único “impedimento” que, sin serlo, permite apreciar estas piezas que fueron creadas hace más de medio siglo.
De recuerdo, además de lo visto, llevarse una imagen grabada en el teléfono móvil o en la tableta. Ver una y otra vez La isla del tesoro (1942) de René Magritte o el tapiz Jaqueline (1966) que descansa sobre el piso e invita a reposar la mirada. Verlas de nuevo en la imagen virtual que también da paso a los detalles.
Esa, es la oferta de la exposición Ensayo Museográfico núm. 2: de lo moderno a lo contemporáneo, que se aloja en Capilla del Arte UDLAP y que proviene de la colección del Museo Tamayo de Arte Contemporáneo.
En ella, se conoce al coleccionista Rufino Tamayo (Tlaxiaco, Oaxaca, 25 de agosto de 1899–Ciudad de México, 24 de junio de 1991), quien supo congeniar esta pasión con su oficio de pintor, filántropo e impulsor de la cultura en México.
En total son 22 obras de 17 artistas exponentes del modernismo y del arte contemporáneo, que representan dos momentos de la colección del Museo Tamayo: la colección original que conformó el propio artista a través de sus viajes y amistades, y la otra, la que perpetua la colección del pintor y muralista iniciada en los años 90 del siglo anterior, a partir de su fallecimiento, con el objetivo de reunir a los exponentes del arte de su tiempo.
El paseo visual en Capilla del Arte UDLAP inicia con la obra de gran formato “Exploración de la paraboloide hiperbólica” del arquitecto Félix Candela; enseguida, visual y sonoramente llama la atención la instalación del colectivo Claire Fontaine: la frase –también en gran formato– iluminada Please come back.
El primero, destaca, modernista mexicano contemporáneo de Tamayo, y el otro un colectivo francés formado en 2004, que conviven en la sala debido a la propuesta curatorial del ensayo: hacer una conversación que se proyecta, en un tono de conciliación, en las obras, procesos, soportes y discursos.
A la sorpresa de la instalación iluminada, prosigue otra: el par de obras del propio Rufino Tamayo, una que transita el arte abstracto, camino poco recurrente en la trayectoria del oaxaqueño, y el otro un bosquejo sobre un mural, el cual se propone como un discurso abierto que lleva a pensar el arte no como un asunto acabado sino como elemento abierto que posibilita pensar en los procesos.
El recorrido continúa con el expresionista abstracto originario de Estados Unidos, Theodoros Stamos, con su obra White Center (1968), también pensada dentro del modernismo. Sigue su contemporáneo David Smith y el italiano Giuseppe Rivadosi, que atrae por su pieza de madera.
Enseguida irrumpe una contemporánea: Luisa Lambri, con una serie fotográfica en la que aparece la “casa Barragán” del afamado arquitecto mexicano. Otras imágenes logradas por la cámara son las del reconocido fotógrafo Manuel Álvarez Bravo.
El salto lo da la pieza del artista búlgaro Christo sobre una de sus intervenciones en Milán y las piezas potentes de Mark Rothko y Williem de Kooning. Llama a la mirada, también, el grabado –casi negro– de la dupla Fischli/ Weiss.
A la tierra traen de vuelta el colorido de Carlos Mérida con su óleo El ojo del adivino de 1965 y el par de piezas arriba mencionadas: el gouche sobre papel de Magritte y el tapiz de Picasso.
Ensayo Museográfico núm. 2: de lo moderno a lo contemporáneo podrá visitarse hasta el 4 de septiembre, de martes a domingo en un horario de 11 a 19 horas en la 2 Norte número 6, con entrada libre. Las visitas guiadas son los jueves y sábados a las 17 horas con previa cita al correo [email protected].